Desde los primeros tiempos de la
humanidad el hombre ha sabido adaptarse a la vivienda que le resultase más
cómoda y tuviese los materiales más próximos y mejores para su ejecución.
El hombre primitivo, carente de
los medios actuales, encontró en las cuevas un refugio que la naturaleza le
ofrecía para todos los climas sin apenas esfuerzo propio.
Con el aumento de la población
mundial tuvo que darse maña para hacerse la casa adaptada al clima de las
diferentes regiones.
Aunque nos parezca un tanto
extraño los esquimales construyen sus iglús con la abundante nieve y hielo de
que disponen.
En zonas muy boscosas aprovechan la madera de los árboles
trabando sus trocos con mucha precisión, logrando cabañas muy confortables por
el gran aislamiento térmico que tiene la madera.
En las zonas cálidas y templadas
se impuso, desde antiguo, el uso de la tierra como el mejor aislante. Además de tener
esta cualidad, la tierra, tan abundante en todos los sitios, se empleó para hacer
unos adobes livianos que, puestos en forma de espiga, tapaban los huecos que se
formaban con maderas, generalmente de roble y abundante en muchas regiones españolas. Este estilo de construcción ha llegado hasta nuestros días con el
nombre de “poste y carrera” y se ha puesto de moda en la recuperación de fachadas de algunos pueblos de la comarca.
Cuando el agotamiento de los
bosques se hizo patente, se prescindió de la madera y muchas casas actuales
están hechas de “tapial” técnica milenaria que consiste en prensar entre dos
tableros la tierra ligeramente humedecida.
Actualmente el adobe de tierra
mezclado con paja está siendo sustituido por el ladrillo. Este adquiere más
dureza al ser cocido en las “tejeras” donde se hacían también las tejas de tipo
árabe con las que están cubiertas la mayoría de nuestras casas.
“El cemento armado” es de las
últimas técnicas que aquí se usan, pues la mezcla de grava y cemento, reforzada
por la ferralla interior dan una consistencia de tal fuerza que sirven para
hacer el sostén de muchos edificios.
Mas he aquí que una hija del
pueblo de Moratinos que vive en Tenerife ha optado por hacerse una casa
prefabricada de madera. Esto constituye una novedad para el pueblo en que
tenemos las casas con las diferentes técnicas que he explicado. Sólo nos
faltaba la casa de madera que gracias a la ilusión y afecto al pueblo de Mari
Valle y familia tendremos en breve.
Con mucha curiosidad he seguido
las etapas de su construcción. En un amplio solar se procedió a la instalación
del agua corriente y desagüe municipales cubriéndolo con una capa de hormigón
que sirve de cimiento a la casa.
Una empresa constructora de esta
especialidad trajo preparadas todas sus piezas de madera bien pulidas, que se
han ido trabando con la misma técnica de las antiguas cabañas.
En los extremos de cada pieza
lleva un rebaje que trabado con la de la otra pared hace una escuadra de fuerte
muro muy bien logrado, cuyos extremos hacen de adorno en la esquina exterior.
Estas piezas de diez centímetros
de grueso, son de pino muy cuidado, pues apenas se ven nudos, van unidas en
toda su longitud con un exacto doble amachambre con lo que las paredes logran
una solidez extraordinaria.
La orientación esta bien lograda
pues tiene nueve metros lineales de Este
a Oeste y siete de Norte a Sur. Estas medidas nos dan una superficie edificada
de sesenta y tres metros cuadrados.
Con una cuidada distribución nos
da espacio para un amplio salón con su correspondiente zaguán de entrada. Es la
pieza noble de la casa donde dan las puertas de los dos dormitorios, cocina y
baño y hasta sobra espacio para un cuarto trastero o despensa pues está junto a
la cocina.
Las tablas del techo también van
ajustadas al máximo y según el encargado pueden llevar un revestimiento contra
el calor a gusto del cliente. De todas formas la mano de barniz que dan al techo
garantizan una estanqueidad perfecta.
Además de esto cubrieron todo el
tejado con unas escamas de plástico que imitan muy bien a las de pizarra
natural que cada vez se usan más en la construcción.
Las siete ventanas son de estilo
nórdico con tableros que se abren hacia fuera. Al cerrarse cubren una sencilla
cristalera con cierres metálicos interiores que garantizan una buena defensa
contra aguaceros y vendavales.
Dada la rapidez con que han
rematado la obra no he podido sacar más fotos interiores, pero supongo que
vista su inmejorable distribución, quedara una vivienda bonita y práctica,
especialmente en el verano.
En contraste con lo que aquí se
estila, estos operarios han trabajado sábado y domingo que les coincidió aquí,
con una laboriosidad y disciplina respecto al jefe admirables. Esto nos recordó
cuando el fin de semana no se conocía y los demás días se trabajaba duro.
Este detalle nos puede servir de
aviso si queremos igualarnos con las demás naciones, pues esta crisis actual no
es mayor de la que algunos recordamos después de la guerra civil. Sólo se salió
de ella a base de trabajar mucho y economizar más, cosa que actualmente parece
difícil de conseguir con las nuevas generaciones.
Este sistema de construcción que
he detallado podría ser bueno en estos pequeños pueblos donde abundan los
solares, fincas y huertos y sería fácil su instalación, pues a veces el rehabilitar una vieja
vivienda puede salir más cara que hacer una de madera.
Acaso estas no tengan el aislamiento que tenemos en las nuestras, pero
por su aspecto exterior parecen más modernas y para una emergencia más rápidas
de hacer pues en poco más de quince días pueden estar listas para habitarse.
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