El día 31de Mayo del 2013 se celebró en Arenillas de San Pelayo un encuentro teatral dirigido por Escuelas Campesinas y que llevó a cabo un grupo de entusiastas mujeres de diferentes pueblos limítrofes.
Pusieron
en escena contextos casi caseros, dos sainetes cómicos, uno sobre la lotería y
otro, algo más extenso, que cuenta las penurias de un fotógrafo de feria
titulado ¡Ofertón: seis retratos tres pesetas!
En
el primero se hace un contraste bien logrado de los problemas que trae consigo
la adquisición de las participaciones entre varios que casi siempre terminan en
trifulcas cuando toca repartir los premios.
Así opinaban los que lo habían pasado diciendo que la lotería es una tontería que no trae más que dolores de cabeza, mientras otra pareja pensaba lo contrario diciendo que para ellos fue la causa de su prosperidad.
Se lo explicaban a sus convecinos de una manera muy simple. Todo lo que iban a jugar en la lotería lo metían en una hucha de barro durante varios años, al cabo de los cuales la rompieron y encontraron junta una considerable cantidad de dinero.
Esto
viene a demostrar lo que dice una sabia sentencia, que siempre he tenido en
cuenta,"no hay mejor lotería que el trabajo y la economía”
En el segundo sainete se hace una buena exposición y contraste de diferentes personajes, acompañados de buenos efectos cómicos, que produjeron en el público muchas carcajadas.
A
este singular fotógrafo le acompañaba el símil de una cámara antigua de feria
con las cámaras de cristal correspondientes, paño oscuro y tapón del objetivo,
esperando tener mucho trabajo y resarcirse de la penuria económica que le
persigue.
Se le presentan como clientes primeros una pareja de baturros muy bien caracterizados pero faltos de dinero, y quieren que les saque las fotos a cuenta de cantarle una jotica.
El segundo cliente es un militar con su uniforme y medallas correspondientes. Quiere una foto para presumir ante sus conocidos y servirle para ascender. Discuten si tiene que ser de cuerpo entero o medio para que se vean bien las condecoraciones, no llegando a un acuerdo, por lo que el fotógrafo tiene que devolverle las tres pesetas cobradas por adelantado.
El
tercero es un joven desgarbado y famélico por no haber probado bocado en tres
días. Quiere las fotos muy favorecidas para engañar a un tío rico que tiene en
América pero por falta de paga el fotógrafo no está dispuesto a trabajar de
balde.
El
cuarto es un orondo gallego que logra muy bien hablar con el acento que les
caracteriza y discute con los anteriores el turno que le corresponde, y logra
que su imagen se pueda plasmar en la placa de la máquina, pero con la general
discusión tampoco se logra.
Por
fin llega el quinto, un hombre muy encorsetado en su flamante uniforme de
senador y quiere una foto lo más perfecta posible. Pero resulta que es el tío
rico de América al que quiere engañar el sobrino pobre, enzarzándose en una
fuerte discusión entre ellos y los demás actores, que pone fin al sainete entre
el fuerte aplauso del público.
No puedo dejar de resaltar el gran mérito que tiene este grupo de mujeres que sacrifican muchas horas de sus quehaceres en la preparación del vestuario y juntarse para los ensayos pese a vivir en pueblos diferentes.
Sirvan estas líneas de estímulo y agradecimiento por su meritoria labor.
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