domingo, 18 de mayo de 2014

SAN ISIDRO 2014

   

Este año amaneció un día desapacible con un fuerte viento frío impropio de este mes, que se va pasando sin llover nada, pues parece que el anticiclón se ha clavado en el Atlántico y desvía hacía el Norte todas las borrascas.

Como de costumbre se sacó en procesión a San Isidro con el pendón por delante a pesar del fuerte viento y la bendición de los campos, acompañado del disparo de cohetes, que dan un tono de fiesta grande a esta celebración.


Después de la misa hubo el tradicional refresco en la plaza con el paso de peregrinos y la nueva asistencia del personal del hostal Moratinos, a los que pareció muy bien esta costumbre.



Con la aportación del restaurante el Castillo, del albergue San Bruno y familiares de la junta vecinal el menú de este año resultó muy abundante y variado, con lo que la asistencia se va aumentando cada año.



Los muchos días que han pasado sin llover está perjudicando al campo, pues el girasol nace muy mal y acaso haya que sembrarlo de nuevo, los cereales y forrajes también lo están sintiendo, pues el agua de Mayo es fundamental para todos los cultivos.
Además este año, no sé si es a causa de la sequía, se ha desarrollado con mucha virulencia una clase de enfermedades que antes no se conocían. Al cereal le ataca un hongo llamado septoría que va secando los tallos cogiendo un color blanco desde su base que perjudica el desarrollo  de la espiga.



Su tratamiento resulta caro pues dicen que su efecto es limitado y para ser efectivo había que dar otra mano pasado un mes con el deterioro que supone hacer el tratamiento con el tractor.
También ha cogido mucho desarrollo una hierba parasitaria llamada brumus que no se la puede tratar en siembras de cebada por ser muy sensible, no así el trigo que resiste bien el tratamiento.

El pimentón o roya que ya se daba antes, ha cogido también mucho desarrollo especialmente en el trigo al que pone roja la volandera quitando a la planta mucha fuerza.


En las alfalfas también ha tomado mucha fuerza el coquillo, que a pesar de ser un bicho muy pequeño al crecimiento de sus crías come las hojas de la planta, con lo que el forraje resultante pierde mucha presentación.
Aunque sea muy difícil probarlo se ha generalizado la opinión de que muchas de estas plagas son desarrolladas por los mismos laboratorios que después venden los productos para combatirlas.
Como mi afición a pasear por el campo no cede a pesar de los años, he podido observar que este año no se ve en orillas de los caminos y fincas que se veían afectados el año pasado de una especie arbusto muy espinoso con una florerilla  amarilla que cada año iba ensanchando su frente de ataque como una marea incontenible.
Pues bien este año por más que he mirado en muchos sitios donde atacaba antes, no he sido capaz de encontrar ni rastros de estos espinos. No se si pensar que las circunstancias metereológicas no les han sido favorables o su rápida desaparición se deba a que la vida que le programaron en el laboratorio, al ser sus genes artificiales no tienen la resistencia suficiente para durar muchos años.
Acaso esto sea una falsa suposición mía y vuelvan a aparecer el día menos pensado pero creo que si fuera de origen natural tendría los muchos años de persistencia que tienen otras malas hierbas. De esto sirva el ejemplo de la avena loca o el alverjón que con su capacidad de no germinar más que cada dos años han logrado sobrevivir durante siglos a la acción de las intensas labores de barbecho y a los más sofisticados y caros herbicidas.

A pesar de creer firmemente en el avance de todos los aspectos de la vida, el oficio de labrador requiere cada vez más sofisticación y conocimientos para enfrentarse a estas plagas cada día más numerosas, y saber comercializar sus productos frente a las grandes multinacionales que dominan el mercado mundial.      

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