Siguiendo la costumbre, el día 25 nos reunimos en el restaurante El Ruedo II, de Sahagún, los 17 miembros de esta familia.
Este año nuestra biznieta Lía, con su desparpajo y vitalidad se convirtió en el juguete de todos, ganándose su puesto cada año que pasa, y, dada la escasez de niños, el disponer de uno alegra cualquier reunión.
Desde años atrás seguimos con esta costumbre de celebrarlo el día 25, dejando a cada componente que celebre la Nochebuena en sus domicilios repartidos por varios lugares donde trabajan y tienen sus amistades.
Además como tienen que desplazarse, mejor lo hacen de día que no de noche aguantando los desmanes de circulación que pueden aparecer en celebración tan señalada.
Contemplando, desde la cabecera de la mesa que ocupamos, a la otra que ocuparon nuestros nietos con su hija en medio tan formal, nos vino a la memoria que, pasados unos años, acaso ella también pueda presidir una reunión parecida a la nuestra, con lo que se asegura una renovación efectiva de las generaciones.
Cuanto más avanza nuestra edad más apreciamos estas celebraciones que siempre nos fueron muy satisfactorias, y cada año que pasa no podemos pedir más que lleguemos a otra.
Después de pasar casi cuatro horas degustando los sabrosos entrantes y bien logrados platos que este restaurante está logrando imponer para afianzar su clientela, salimos a dar una vuelta por Sahagún comentando las variantes que de un año a otro se logran.
Aunque a los que las vemos todos los días nos parecen pocas, a los que las ven de tarde en tarde las anotan y aprecian mejor.
La iglesia de San Lorenzo y su plaza, recientemente restauradas, fue la novedad comentando la singular desnudez de la plaza por no contar con algún aditamento decorativo, aunque no fuera más que unos bancos donde pasar el rato la multitud de mayores, que por desgracia, vamos quedando en muchos sitios.
De vuelta a casa se organizó una amena charla familiar en la que se abordaron los más variados temas, desde los problemas domésticos a los intrincados y manidos casos políticos.
Esto nos sirve de nexo y unión ya que cada uno expone su parecer en completa libertad y que a mi me encanta este cruce de opiniones.
Avanzada la noche, como algunos son autónomos y tienen que trabajar al día siguiente, nos despedimos satisfechos por haber estado todos juntos, haciendo votos para hacerlo la próxima vez, que según costumbre, será la Semana Santa venidera.
Ocioso sería decir que a los padres nos queda la gran satisfacción de verles a todos, en la plenitud de sus vidas, cumpliendo honradamente en sus diferentes profesiones, deseándoles que sean muy felices.
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