Este del 2015 nos ha resultado un
tanto húmedo, pues en su primera parte han caído en dos ocasiones: quince
litros en la primera y sesenta en la segunda.
Aunque la tierra está con ganas
de agua, pues llevamos casi dos años con precipitaciones escasas, se han tenido
que suspender las labores de siembra hasta que el terreno se oree algo.
Lo ya sembrado, como el agua ha sido abundante
y la tierra conserva el calor por falta de heladas, ha nacido con bastante
vigor y casi ha cambiado el color ocre de la tierra por el verde que denota
su buen nacimiento.
Esta última borrasca del
Atlántico entró en la península a la altura de Cádiz dejando a su paso
cuantiosos daños debido a las fuertes lluvias y vientos. Según fue
penetrando en la península fue perdiendo intensidad, con lo que aquí ha sido
muy beneficiosa para recuperar la humedad que faltaba en el terreno.
Según he podido observar en
muchos años las borrascas que entran en España por más arriba de la altura de
Lisboa dejan aquí poco agua, pues el viento del Sur Oeste las hace resbalar por
la orilla del mar hacia Galicia, quedando esta zona central en la orilla, donde
muchas veces no alcanzan las precipitaciones.
El aire frío procedente del
Mediterráneo produce la llamada gota fría que castiga en especial a las zonas
próximas al mar. Aquí apenas llegan sus precipitaciones por lo que los vientos
del Atlántico son los más influyentes en nuestro clima.
Las setas y toda clase de hongos
también se han visto beneficiados por las últimas lluvias, constituyendo una
ayuda económica adicional su recogida, especialmente en los municipios que
tienen extensos pinares donde la venta de níscalos se ha generalizado en toda
España, conformándose un mercado muy activo.
Parece que con el tiempo se van
apaciguando los pleitos por definir su propiedad, que es de los municipios
propietarios de los pinares, que autorizan a recogerlo por una pequeña tasa.
Cuando se empezó a comercializar
el níscalo procedente de los pinares se dio esta curiosa disputa entre dos
pueblos vecinos.
Uno tenía arrendada un buen trozo de pinar al vecino que era
el propietario. Los arrendatarios decían que las setas eran hierbas y que por
tanto les pertenecían, pues pagaban el arriendo por ellas, los propietarios
alegaban que la setas no eran hierbas y les pertenecían.
Después de varios juicios a nivel
de primera instancia, el juez determinó que las ovejas podían pastar en los
pinares arrendados, pero los níscalos que no comieran ellas eran del
propietario, y no se podían recoger a mano más que los que autorizaran ellos.
A propósito de esto oí comentar a
los pastores lo exquisitas que eran las ovejas comiendo solo los hongos buenos,
pues tienen un instinto especial para conocer los venenosos.
Aquí se da la seta de cardo y las
de madera que salen en los tocones de los árboles cortados o troncos en
descomposición y el champiñón silvestre en la pradera, complementado esto con
alguna escapadilla a los pinares, cubre la temporada para el consumo familiar.
También para este fin se sembraba
la seta en las alpacas de paja, que para que su brote fuera más temprano y
abundante requería hervir la alpaca en
un bidón.
Deseamos mejore el tiempo para
rematar la sementera pues con estas simientes modernas dicen que es mejor que
nazca tarde, para que no les entre las nuevas plagas.
Claro que esto tiene un límite pues siempre se dijo que para lograr una buena cosecha de cereales estos tenían que nacer el año antes en que se cosecharan.
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