sábado, 28 de mayo de 2011

FORTALEZA DE ISABEL II
















El martes visitamos este gran conjunto de instalaciones defensivas ubicadas a la entrada del puerto, que mandó construir esta reina y se conoce con el nombre de La Mola.
Destaca en ella la amplia galería donde tenían apostadas las piezas de artillería. Esta labrada en piedra y caliza con una perfección y delicadeza propia de los grandes canteros de la época.
Sólo delatan su uso defensivo unas grandes argollas sujetas al techo negras por el óxido, donde dicen sujetaban el cañón frente a su boca de fuego.


















Los fosos, estratégicamente colocados para repeler un ataque terrestre, tienen un funcionamiento muy novedoso. El lugar de ser anegados con agua aquí se conservan secos, pero en toda sutrayectoria llevan un túnel subterráneo lateral con unas aspilleras donde se colocaba un fusilero, cuyos disparos serían mortales para todo aquel que se aventurase a bajar al foso.

Como la seguridad dentro del recinto era casi perfecta, se construyó el célebre penal de Mahón, donde eran recluidos los grandes penados,especialmente los juzgados por tribunales militares.

Aunque ya está cerrado se conserva en buen estado el gran pabellón, con recios muros y sobre su puerta de entrada todavía resiste el embate de los meteoros atmosféricos un gran escudo con el águila imperial y bajo sus garras se puede leer: Una, Grande y Libre.
















Debido a la gran extensión y al gran diseño de esta fortaleza, tardó muchos años en construirse. Los avances modernos en la defensa la dejaron casi obsoleta, conservándose sus grandes instalaciones como museo con fines turísticos.






Se optó luego por la instalación, en lo más alto de la fortaleza, de cañones de largo alcance que pocas veces fueron disparados.Nuestra guía, que habría hecho un gran papel instruyendo a los soldados en cualquier cuartel, nos explicó con gran entusiasmo y dotes pedagógicos el funcionamiento de estos mastodónticos cañones. Tenían un alcance de tiro de 35 kilómetros, con lo cual podían hundir un barco sin apenas divisarlo.
















Ella misma, maniobrando como una verdadera experta, nos abrió no sin esfuerzo, la carcasa por donde se introducía la bala explosiva y detrás la carga de pólvora que la impulsaba que pesaba más de 30kilos.El retroceso era de metro y medio y la onda expansiva que producía su disparo rompía los cristales de las ventanas de Mahón que dista casi un kilómetro, que no hubiesen sido abiertas previamente.

Con todos estos inconvenientes, nos contaba la guía que este cañón casi no había sido disparado incluso en tiempos de guerra. Por esto pasó a ser una reliquia de museo si lo comparamos con la fuerza de la moderna aviación y los potentes cohetes de propulsión.

Saqué unas fotos de Raquel junto a este enorme cañón, el más grande que hemos visto nunca.






































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