A los
que vivimos junto al Camino de Santiago no deja de extrañarnos la cantidad
ingente de peregrinos que este año están pasando, con un mes de adelanto sobre
la campaña normal.
Se
puede decir sin exagerar que pasan de cien peregrinos diarios de todas las
nacionalidades y medios de locomoción, que con el mismo espíritu de siempre se
dirigen a Santiago.
Si
con el paso de la temporada este número sigue aumentando, a pesar de la
depresión económica que padece toda Europa, nos da que pensar que además del
componente religioso impulsor, puede entrar en pequeñas dosis el factor
turístico, que muchos extranjeros dejan entrever visitando con avidez los
muchos monumentos históricos que existen en esta zona, y en especial los que
jalonan todo el Camino Santiago.
Aunque
con el paso de los años nos hemos ido curando de espantos, no deja de
admirarnos el espíritu de sacrificio que muchos padres se imponen trayendo con
ellos hijos cada vez de menos años. Nos parece admirable ver lo contentos y
alegres que acompañan a sus padres en esta difícil tarea.
Como
ya he dicho en muchas ocasiones, este Camino de Santiago tiene algo de
misterioso que por mucho que divaguemos no llegaremos nunca a entender, pensando únicamente desde
el punto de vista material al que estamos acostumbrados en nuestra vida
cotidiana.
Todos
los que tenemos el privilegio de vivir junto al Camino tenemos la obligación de
atender las pocas necesidades que estos previsores peregrinos puedan tener.
Vienen equipados al completo, tanto los que pasan con bicicletas dotadas de los más modernos mecanismos, como los que pasan a pie cargados de unas mochilas muy bien pensadas para llevar todo lo más necesario y distribuido en prácticos departamentos para hacerlo accesible en cualquier necesidad.
Todo
este aumento de peregrinos no debe ser aprovechado por la red de albergues,
hostales, hoteles o restaurantes que viven del Camino para aumentar los precios
y disminuir el buen trato. Al contrario, si piensan en su futuro deben
esmerarse en el cuidado del peregrino, que contribuirá a que esta corriente
aumente cada año y se aplaquen las pequeñas quejas que algún peregrino
meticuloso sabe airear en los muchos medios de comunicación actuales.
Si logramos entre todos conservar y aumentar esta tendencia, que según pasan los años parece que va a más, lograremos también que para los pueblos del Camino pueda ser un pequeño revulsivo que demore la galopante despoblación que amenaza a estos pequeños pueblos.
1 comentario:
Modesto, hace mucho que no te visito, aunque siempre estás en mi recuerdo.
Últimamente estoy muy perezosa para visitar los blogs de amigos y conocidos.
Debe ser muy enriquecedora la experiencia del Camino de Santiago por lo que he oído contar. Ya me gustaría hacer algún tramo, sobre todo pasando por Moratinos pudiendo visitaros a Raquel y a ti.
Un fuerte abrazo para los dos.
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