El sábado 2 de Agosto llegó a Moratinos un paisano de estas tierras residente en Madrid llamado Camilo de la Red, abogado de profesión, que al darle mi nombre recordó a su abuela Modesta y en cuya memoria nos dejó esta dedicatoria.
“A Modesto: que tiene el mismo nombre de mi abuela más querida ; de un peregrino de Sahagún al que el Camino le reencuentra con todos los que en Sahagún y sus alrededores durante la infancia le hicieron muy feliz.
Gracias paisano por tu acogida, 2-8-14 Camilo de la Red”
Recordando el especial trato de su abuela Modesta comentaba que cuando hacia el queso le daba unas exquisitas cuajadas que producían su propio rebaño.
En aquella época se complementaba el laboreo de las fincas con la tenencia de ganado lanar. Aunque aquí no era muy abundante la hierba lo que brotaba en el barbecho eran muy nutritivas y bien aprovechadas por el animal rumiante que es la oveja recorriendo mucho campo con avidez, cortando aquí un cardo, más allá una achicoria, luego una mielga y una variedad interminable de plantas que había hasta que llenaba su primer estomago que rumiaban en casa tranquilamente echadas convirtiéndolo en la especial leche que he comentado.
Con esta ocasión recordé mis pinitos de pastor pues cuando este tenía que ir a Palencia de consulta había que soltar el rebaño, a lo que me ayudaban sobremanera los perros de carea que tenía también entrenados que me enseñaban a mi el manejo y movimientos más convenientes.
También tuve ocasión de admirar el gran instinto que acompaña a la oveja por pastar incansable todo el día, recorriendo, si hace falta, una y mil veces el campo.
Tampoco he podido olvidar una sentencia que me dijo un zagalillo que tenía en la primavera para que llevara el vacío que eran los corderos y cacinas, con lo que ayudaba al pastor principal para mejor apacentar el rebaño mayor.
“El ganado de lana andando gana” sabia sentencia que le había sido enseñada por sus mayores vecinos de Villambroz uno de los pueblos que mayor censo ovino tenían en aquella época.
Esta inquietud por andar de estos animales acaso haya sido la principal causa de supervivencia de esta raza, que no he visto en ningún otro animal doméstico.
Pero volvamos al principio del relato pues con la experiencia que dan los años, he podido apreciar que hombres hechos y derechos, curtidos en la brega diaria, recuerdan con nostalgia y cariño los años que pasaron junto a sus abuelos en estos pueblos.
He oído comentar a muchos padres el no poder criar a sus hijos en este ambiente rural, complementario de las demás enseñanzas.
Con esta aguda crisis que padecemos los abuelos han tenido que compartir su pensión con muchas familias de parados, con lo que su contribución a la enseñanza ha pasado al complemento económico.
Creo que este buen recuerdo de los abuelos ha sido común en todas las generaciones, por lo que la mía no podía ser una excepción como detallo en el índice de mi blog “ las abuelas de siempre” 1 de Enero de 2013.
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