Mucho se ha hablado de la libertad de los mercados como remedio de nuestra economía, y no dudo que en sus comienzos fuera una cosa deseable.
Pero el comportamiento económico en todo el mundo ha llegado a un grado de complejidad tal, que los mercados son víctimas de la especulación más despiadada, que abarca ya a todas las facetas de la vida y que por mucho que se esfuercen nuestros dirigentes no lograran contrarrestarlo.
Muestra de ello es que para que las fábricas productoras de bienes que necesita la humanidad no se vieran privadas de las materias primas que necesitan y no sufrieran alteraciones ficticias en sus precios, se inventaron los mercados de futuros, pero al instante aparecieron los especuladores y apostadores, que dieron al traste tan buena intención.
La especulación capitalista moderna se parece cada vez más a un enorme casino donde se juegan el dinero sabiendo que tiene un resultado seguro, y no se exponen a emplearlo en la economía productiva, que llevara la riqueza y el bienestar a la mayoría de la población mundial. Esta, al no tener grandes recursos, no puede participar en este juego sufriendo las consecuencias de esta funesta especulación.
En una visita que hice, hace unos años, a mis familiares en Barcelona pude apreciar lo bien montada que estaba una fábrica de textiles fundada en el siglo XlX y que los catalanes exhiben como museo.
En ella se aprecia que la revolución industrial aprovechaba toda clase de energía que entonces estaba en auge.
En este caso debido a que la energía eléctrica estaba poco desarrollada y salía más cara, echaron mano del vapor de agua que lograban en una gran caldera situada en un ángulo del patio central de la fábrica, con las carboneras, aguada y demás dependencias.
Este alejamiento sería acaso debido a que los humos no afectaran a los operarios, ni tampoco a las hilaturas y tejidos que fabricaban.
Por un tubo subterráneo hacían llegar el vapor a presión hasta la fábrica donde tenían montado el verdadero motor de vapor que trasmitía el vaivén de sus cilindros a una gran polea matriz. De esta partían una serie de ejes y poleas secundarias que movían los diferentes telares montados en la primera y segunda planta, reservando las siguientes para almacenes.
En el mismo patio y en una casa estilo chalet vivía el empresario y cerca de él tenían las casas los operarios en una barriada con todos los adelantos domésticos de entonces.
Todo este armónico conjunto conseguía que el patrón estuviera en contacto con los operarios, logrando un clima muy beneficioso para que la producción en la fábrica fuera la más completa y abundante posible.
Qué diferencia tan abismal existe actualmente en la ubicación de las nuevas factorías. Generalmente están alejadas de los núcleos urbanos donde los operarios llegan después de recorrer varios kilómetros de intenso tráfico, malgastando una buena parte de las energías tan necesarias para lograr en el trabajo un rendimiento óptimo.
Este cambio en las empresas es el que ha logrado a través del siglo XX y finales del XlX que el trato entre patronos y obreros se haya ido deteriorando convirtiéndose en un capitalismo, que lejos de mirar por la clase baja invirtiendo en empresas honestas que aumenten la economía del país especula en toda clase de mandangas y trapicheos modernos, que no sirven más que para ganar mucho dinero.
En estos últimos años es tal la cantidad de organismos que han surgido en el mundo económico que tienen el poder de dominar los circuitos del dinero, el presupuesto de las naciones, influyen también en la fijación de los precios y mil cosas más que presagian acabar con la economía mundial.
Toda esta corrupción es muy difícil de extirpar pues ya se han encargado de tener firmes apoyos en los paraísos fiscales que casi todas las naciones tienen. Y digo casi pues España con alguna otra nación poco relevante, no tiene este valuarte de la corrupción, que otras naciones no ponen reparos en consentir. Dándonos de quijotes puritanos no entramos en este juego general que tantos beneficios les proporciona.
Esta plaga maligna que parece tiene su ubicación en islas y en claves pequeños no tendría mucha dificultad pues algunos estiman que las islas Canarias por su situación geográfica sería un lugar idóneo para ello.
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