Mi mujer Raquel ha pasado el último mes leyendo un voluminoso libro sobre el archifamoso personaje del que todo el mundo hablaba hace unos años. Animada por todos se ha decidido a hacer una pequeña reseña sobre dicho libro. Esperemos que sea el comienzo de otros muchos artículos que la vida diaria nos presenta para que seamos los testigos críticos de este mundo que nos ha tocado vivir.
Acabo de leer el libro de Mariano
Conde, Memorias de un preso. Y quiero hacer una semblanza sobre él.
En principio estremece el horror
de la cárcel, la privación de libertad que todo ser humano necesita y el verte
como él comenta con moles de cemento y rejas por todas partes y el chirriar de
las puertas y cerraduras al final acabas por familiarizarte con los sonidos que
componen la melodía carcelaria.
Él lo describe como un sitio en el que
no puedes perder los nervios y ocupar el tiempo en algo: ya sea leer o hacer
deporte porque como dicen los presos: "de aquí se sale."
Su primer día fue el 24 de
Diciembre, Nochebuena, qué recuerdos le traerían esa noche, lo primero su
familia, ya no habría tal cena pues unos acordándose de los otros, él lo
comenta que fue muy duro.
Describe la celda, era un pequeño
cubículo de forma rectangular de unos ocho metros cuadrados de superficie. Nada
más entrar a mano derecha una plataforma en la que se encontraba el retrete,
inmediatamente a su costado un pequeño hueco en la pared hacía las veces de
armario, en el que colgaba las cosas, dos repisas para dejar las bolsas y
algunos libros o enseres personales, al fondo pegados a las dos paredes dos
literas.
La de abajo construida en obra y
la de arriba en metal. Una pequeña ventana pintada de verde, una mesita de
trabajo, un espejo situado entre el retrete y el armario completaban la
decoración. Esa es la manera de como situarse en lo que por algun tiempo sería
su vida.
Por el día le dieron un cargo en
Ingresos y Libertades donde tenía que llevar la cuenta de los presos que salian
y entraban, tomar sus huellas y demás requisitos, o sea que el tiempo lo tenía
bien ocupado.
Además los presos le apreciaban
mucho porque él les ayudaba en todo, pues llegaba el correo y como muchos no
sabían leer enseguida acudían a él para que les leyese las cartas y siempre les
daba ánimos si se trataba de alguna mala noticia, como podía ser que algún ser
querido hubiese fallecido.
Luego se juntaban y querían que
les diera clases de matemáticas, pues decían que cuando salieran de la carcel
no les engañaría nadie.
Cuenta que su primera sorpresa
penitenciaria fue al conocer que estaba prohibido el color azul marino por ser
el que utilizan los funcionarios. Desgraciadamente me habían comprado un anorak
de ese color y el funcionario al verlo quería retirarmelo, le dije que era el
único que tenía, que no me lo quitase porque hacía mucho frío, bueno accedió
siempre que lo pusiera del reves que era de color granate, hasta que le
trajeran otro, porque según cuenta el frío era acuciante, aunque tenían los
radiadores pero estaban fríos.
Muchos de los presos era debido a
la droga, había de todas clases sociales, como hijos de jueces y otros cargos.
Charlé con un chico que estabamos
en la ducha y me contó que había perdido la pierna en un accidente de moto por
huir de la policía por la cocaína.
Mario le describe como un tipo
educado y de familia con posibles económicos que en lugar de trabajar decidíó
que la cocaína podría servir para vivir mejor y quizá lo consiguió un tiempo,
pero al final incluso con pierna artificial y otros defectos le llevó a
vivir en prisión.
Son muchos los casos que cuenta
de la droga y el dinero que manejan y los sobornos a que someten a gente influyente
para que sus años de prisión sean reducidos.
Tiene otro caso de un travestí,
que les hizo a todos quedarse mirando dice así. Me quedé paralizado y casi sin
creer lo que veía. Una mujer espectacular de más de 1,80 de altura vista de
lejos con un pelo largo de color marrón claro, un pantalón vaquero ceñido.
Ese ejemplar humano levantaría a
los hombres de las mesas. Me acerqué para contemplarlo con más proximidad,
entonces me permitió ver una nuez asomando por la garganta de la individua. Una
voz ronca no permitía ya seguir alimentando una ilusión.
Desvanecida ante la cruel
realidad: Era un travestí.
Un colombiano de unos veinte años
que se había puesto pecho y se había transformado estéticamente en mujer. La verdad es que de no ser por la
nuez nadie lo habría dicho, porque incluso su cara, sus facciones, sus
movimientos corporales creaban una plástica de mujer inconfundible. Pero la
nuez, la puñetera nuez …. A la vista del desastre sólo quedaba solventar el
problema penitenciario.
Poco después me enteré que la
labor fue encomendada a la psicóloga. En fin que con guantes y demás
instrumental sanitario comprobó lo del miembro masculino, se concluyeron las
labores de inscripción en el Centro y su traslado a una celda.
Concluye Mario, diez años de mi
vida quedaban atrás prisionero de Alcalá-Meco. Ahora me sentía libre de verdad
.
Fui cambiado a un Centro de
Inserción Social, ya tenía el tercer grado, podía disponer del tiempo y Lourdes,
mi mujer me decía ahora tenemos que recuperar el tiempo perdido, haremos muchos
viajes y podremos estar juntos, pero la alegría dura poco.
Dice Mario: no podía ser verdad.
Después de catorce años de lucha, justo el día en que acariciabamos la libertad
de poder volver a estar juntos, no podía ser que semejante crueldad volviera a
asolar nuestras vidas.
Tenía que estar soñando. Lourdes
murió el 13 de Octubre de 2007. Yo seguía en tercer grado penitenciario. Seguía
siendo un preso, al despedirla en silencio y soledad cuando su cuerpo físico
dejó de respirar.
Es un libro que gusta leer porque
lo cuenta con tal claridad que te engancha y aunque es grande quieres ver el
final, que por cierto fue un tanto triste, como suele pasar algunas veces, que
crees que lo que no has disfrutado tienes tiempo de hacerlo, pero el destino no
está en nuestras manos.
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