domingo, 31 de mayo de 2009

EL SEÑOR DOROTEO



Montado sobre una yegua roja, con las crines de punta, tapado con una manta raída por el uso, exhibiendo a la altura de sus rodillas las cabezas de dos hermosos cerdos cuyos cuerpos descansaban en unas alforjas pingonas, que parecía se iban a romper de un momento a otro.
Esta era la estampa del Sr Doroteo de Villamuñío cuando durante muchos años












nos trajo los cerdos que él compraba a los de la montaña, canjeados por trigo.
Gran hombre era este señor que mantuvo con nosotros y en especial con mi padre una gran amistad hasta el día de su muerte, pues según testimonios de sus hijos, su última obsesión era visitar a su gran amigo Timoteo.
Le tocó vivir una época muy difícil para sacar una familia numerosa adelante, sin importarle pasar grandes privaciones y tener variedad de trabajos, llevados siempre con buen trato jovial.
Con ocasión de comprar unos arreos baratos mi padre subió a Villamuñío, en los años más duros de la escasez y se conocieron por mediación del “guarnicionero” vendedor, y desde el primer momento fue tal la compenetración que enseguida concertaron operaciones de mutuo beneficio.
Junto a una ermita dedicada a S. Roque, en pleno páramo solitario cercano a Asturias se normalizó un mercado nocturno y clandestino de toda clase de cereales y legumbres.
Con su pequeña pareja de vacas y echándole más valor que el Alcoyano, se aventuraba a llevar unos sacos de trigo que mi padre le vendía, para poder sacar la mayor ganancia en aquel mercado.
Para poder llevar un poco más de carga, como los caminos de herradura estaban casi impracticables, tenía que ayudarle a salir hasta más allá de Sotillo, que está a unos diez
kilómetros, con un mulo que teníamos llamado “Cartujo”.
Recuerdo vivamente cuando a la media noche, con una luna clara del mes de Enero, y una fuerte helada que endurecía el abundante agua de los caminos. Salíamos del pueblo montado sobre mi valiente “Cartujo” que hacía de rompe hielos, pisando con firmeza para animar a las vacas mucho más miedosas en caminar por el hielo.
Cuando llegábamos a muchas regueras que estaban difíciles de pasar, teníamos que acompasar nuestras acciones. Él sobre el carro arreaba un par de “rejonazos” a sus vacas, yo con la “mediana” propinaba a mi cabalgadura un buen golpe, con lo que intentábamos salir lo mejor posible del apuro.
Llegados al buen camino del páramo, hacíamos un alto para comentar las incidencias del viaje. El buen Doroteo siempre me comentaba: “El mulo de tu “cuarta” nos ha traído a remolque al carro y a las vacas”.
Con una despedida, que parecía más efusiva en la quietud serena de la noche, desenganchaba mi mulo, y arropándome lo mejor que podía con una manta, llegaba al pueblo medio aterido y cubierto por la escarcha mañanera.
A pesar de estar los caminos prácticamente inundados, mi padre y dos hermanas subieron una vez a la fiesta. Contaron que al atravesar un valle el agua casi les llegaba al “desojado” del carro. Recordaban también las costumbres diferentes que allí había, y la extrema necesidad en que vivían.
En contraste, el Villamuñío de hoy es uno de los más prósperos de aquella región.
Con ocasión de comprarme trigo para sembrar, unos jóvenes labradores de ese pueblo, recomendados por aquella familia, quedé gratamente sorprendido cuando al hacer la cuenta me abonaron ya el iva cosa que aquí no se usaba y llegó bastantes años después.
No sé si es debido al vaivén de la existencia, o que la necesidad espabila a la gente, pero es incuestionable, los pueblos más míseros de antes, son los más prósperos de ahora.





Quiso la suerte que un día
mi padre os conociera
y amigos fuistéis por siempre
con entrega duradera.

La familia numerosa
que de tu sudor vivía
te impulsaba a trabajar
siempre de noche y de día

Montado sobre una mula
de tu carro bien tiré
que el camino siempre estaba
para no pasar por él

Sobre tu yegua traías
dos cerdos de buena raza
cebados con esmero
aumentaban la matanza

Alegrabas nuestras vidas
con tus chistes bien contados
a tu lado no había penas
ni permanentes enfados

Apreciable Doroteo
amigo muy estimado
por los que te conocimos
siempre serás recordado.


sábado, 16 de mayo de 2009

LAS COFRADÍAS

De muy antiguo se conocen estas asociaciones que no sólo serían para fomentar la devoción a determinadas imágenes, sino que tenían también un fin solidario de ayudar a los más necesitados y fomentar la unión entre los vecinos.
La más antigua que conocí en mi pueblo fue la de la Virgen del Rosario, de la que eran cofrades casi la mayoría de los matrimonios del pueblo.



















Al poco tiempo de casarse se daban de alta con una pequeña cuota, para gastos de cera, pues cada cofrade tenía su vela y una pequeña rodela de hojalata para no mancharse de cera en la misa y las procesiones que se celebraban todos los domingos finales de cada mes.

El mayordomo que se nombraba por turno todos los años tenía la obligación de poner en las andas a la virgen y preparar las velas para los cofrades que acompañaban a la virgen en la procesión alrededor de la iglesia antes de la misa.
Todos los domingos del mes de Octubre por la tarde se cantaba el rosario en procesión por todo el pueblo. Cuando se llegaba a la era que coincidía con el comienzo de la letanía, los que llevaban la virgen la dejaban sobre la hierba. Todo el mundo de rodillas se rezaba una oración y se comenzaba a cantar la letanía, al llegar a la petición de “Santa María” los cofrades levantaban la virgen y siguiendo el rezo se llegaba a la iglesia.
En la parte solidaria la cofradía tenía estipulado que cuando moría un cofrade que no tuviera familiares directos, la obligación era de velarle durante toda la noche y asistir al funeral, entierro y cabo de año.
Aunque en estos tiempos parece una cosa exagerada, la necesidad y pobreza de entonces, aconsejó a la cofradía comprar una sencilla caja mortuoria para transportar el difunto hasta el cementerio, tanto si era cofrade con pocos medios económicos, o pobres y transeúntes que fallecieran en el pueblo.
Esta caja común que estaba en un rincón debajo del coro de la iglesia siempre me produjo fuerte impresión. Se la utilizó para enterrar a una pobre viuda cofrade, fue la primera vez que vi enterrar a una persona directamente en la fosa.
Los cofrades después de depositarla en ella taparon caritativamente su rostro con un pañuelo, regresando la caja a la iglesia, lo que no sé si está o ha desaparecido.
También tenía esta cofradía del Rosario desde tiempo inmemorial una tierra de unas tres hectáreas que, antes de la concentración parcelaria, era una extensión de las más grandes del pueblo y cuya renta era abonada al mayordomo de la cofradía.
Cuando llegó la concentración parcelaria, el Señor cura se quejó al ingeniero de que la finca de recambio era más pequeña y de inferior calidad que la antigua y el ingeniero, con el esnobismo de hacerse el moderno, quiso emular a Mendizábal cuando confiscó
los bienes de la iglesia y le contestó : “A la virgen no la hacen falta tierras”. Creo que adjudicó la finca al rentero que entonces la cultivaba, con lo que la cofradía se extinguió totalmente.
En años posteriores a esto y con ocasión de comprar un San Isidro se formó una cofradía con este nombre que nunca tuvo mucha pujanza.



En la actualidad se sigue manteniendo la costumbre de que el día del santo, el mayordomo y el abad nombrados por turnos anuales invitan a los cofrades a una merienda.
Como se ve estas cofradías ya no tienen futuro, pero lo malo es que ni se modernizan, ni se suplen con otras asociaciones más modernas que procuraren conservar el espíritu solidario que tenían las antiguas. Según el dicho, “pueblo más pequeño más infierno” pues al más pequeño roce que tengas con el vecino, como ya no tienes la ayuda de los convecinos en reuniones o senaras, para ir limando asperezas, cada vez el trato se hace más difícil.

domingo, 10 de mayo de 2009

ATENAS, CORFÚ, DUBROVNIK Y VENECIA

Esta es la última entrega de nuestro crucero por el Egeo y el Adriático. Esperemos que os haya gustado












El puerto del Pireo es sin duda el de mayor tráfico de los que hemos visitado. Sólo es superado en el Mediterráneo por los puertos de Marsella y Génova.
En sus múltiples diques de atraque se ven a muchos cargueros y a grandes buques de recreo, que aprovechan la moda imperante de los cruceros.
Además de este tienen otros dos puertos muy próximos. Uno que dedican a embarcaciones de recreo y otro para competiciones deportivas.
No puedo comprender cómo Atenas, que está muy próxima y construida entre siete colinas, esté de espaldas al mar.
No creo que fuera por el aspecto defensivo porque, aunque está situada tierra adentro, carece de murallas.
Todos los monumentos más representativos están en alto, en la Acrópolis, para lucir mejor su incomparable arquitectura.

Los estilos dórico, jónico y corintio están representados en los variados complejos y templos, que aunque algunos muy deteriorados, muestran a las claras su antiguo esplendor.
Su restauración es muy costosa y durará muchos años, ya que las partes más vistosas fueron robadas o deterioradas por las diferentes culturas que por aquí han pasado.
Atenas con sus colinas parece que fue creada para inmortalizar las sabias doctrinas en todos los ramos del saber de sus ilustres pensadores.
En el Ágora se reunían los grandes filósofos como Sócrates y Platón que enseñaban los principios esenciales de la ciencia.
El Partenón visto desde su cara Noroeste ofrece todavía un singular aspecto arquitectónico pues sus arquitectos dominaban a la perfección las más modernas técnicas.

Llaman la atención también las seis estatuas de las Cariátides que sustentan, al parecer, bajo sus frágiles cabezas el peso del templo.














La ciencia que aquí se engendró fue asimilada por los romanos, que la expandieron por todo el mundo occidental. Todavía hoy el derecho romano es la base fundamental donde estriba todo nuestro entramado legal.
Aunque nuestra lengua tiene como base la lengua latina, de la que procedemos, encontramos multitud de palabras de raíz y procedencia griega que han contribuido en gran manera al enriquecimiento actual de nuestro universal idioma.
Lo más típico y original que vimos, fue el uniforme de los guardias oficiales que custodian el edificio del gobierno.














Sobre su blanco uniforme llevan una casaca de diferentes colores. Cubren su cabeza con un casquete rojo adornado con larga borleta negra. Sobre las punteras de sus zapatos acharolados lucen un llamativo bordón también negro. No se les permite cambiar de posición más que cada cuarto de hora, permaneciendo rígidos como estatuas.
Desde el autobús vimos algo de la Atenas moderna. Entre algunos edificios muy bonitos, destaca el palacio donde nació la reina Sofia, por sus grandes y bien cuidados jardines. La distribución de sus edificaciones denota su buen gusto por rodearse de todas las ventajas que requiere la vida moderna.

C O R F Ú

Esta bella isla es la más septentrional de las islas Jónicas. Constituye un vergel si se la compara con otras muchas de Grecia que por falta de lluvia tienen un entorno muy árido y montañoso.
Corfú en cambio goza de más precipitaciones y dispone de buenos manantiales con los que se riegan muchas huertas, manteniendo una exuberante vegetación.
Destaca entre sus monumentos el palacio de la celebre princesa Sissí, tan alabada en tantas películas. En una pequeña ensenada destaca la construcción de una recoleta iglesia que ocupa toda la isla embelleciendo por su originalidad todo el entorno.


Es la isla más poblada de Grecia, separada del continente por un estrecho canal. Su superficie es de 593 km2, y unos 220 kilómetros de costa.
Esta dominada por macizos montañosos que llegan a los 1000 metros sobre el nivel del mar. Destaca el monte Pantocrátoras que divide la isla en tres zonas.

La principal ventaja que tienen estos barcos en los que hemos viajado es que, sin cambiar de camarote, puedes recorrer varias ciudades sin tener el simple molesto engorro de hacer las maletas.
Otra ventaja no menor, es que mientras duermes con toda comodidad, te trasladan a lugar distinto del que te has acostado.
El temible mareo no se da en estos barcos, pues llevan tal estabilidad que parece que no están navegando, con lo que la vida a bordo se desenvuelve como en cualquier hotel.
Acaso aventajen a este en cuanto a dotación de servicios, pues entre los tripulantes reglamentarios y un amplio numero de encargados de todas las tareas de mantenimiento, supere en mucho a la de un hotel de la más alta clasificación.
Esto redunda en la limpieza esmerada en los camarotes, que siempre procuran que la cama este bien hecha, aunque tengan que repetir la labor varias veces. Al final del día encuentras la cama abierta, un detalle que no he visto en otros hoteles.
Para más información llevan en los camarotes una televisión que al principio de la programación te da un fax con la posición exacta que lleva el barco y un sin fin de canales muchos de ellos en castellano.
Por motivos de seguridad no dejan ver a los pasajeros de la línea de flotación para abajo. Será extraordinario el motor tan poderoso que necesitan para mover, a más de cincuenta millas, este mastodonte de siete plantas, con todos los servicios para comodidad del pasajero, sin olvidar el equipo de barcazas de salvamento.
Las estuve echando un vistazo y técnicamente no las falta un detalle. Para izarlas al mar disponen de un brazo mecánico articulado que las posa en la superficie una vez que son ocupadas por los pasajeros. Van dotadas de un motor eléctrico autónomo, una capota de plástico para impedir la entrada de agua y unos cordeles colgando de sus laterales donde poder agarrarse desde la superficie.
Todo preparado para hacer una evacuación rápida y segura. Lo peor en estos casos será el nerviosismo de todos, que puede complicar mucho a priori. También tuvimos una alarma ficticia para aprender a ponernos los chalecos salvavidas.
También dispones de amplios salones para toda clase de espectáculos, tiendas de compras, terrazas, baños, piscinas, jacuzzis y toda clase de entretenimientos para hacerte la vida más agradable.
El cuidado de la higiene es primordial. Tienen unos recipientes a la entrada del barco y todos sus comedores, que al pasar las manos por debajo de ellos, sueltan un chorrito desinfectante de alcohol perfumado.
Por la influencia de las películas de ambiente marino, se tiene la idea que todo tiene que estar sujeto para que no se caiga. En este barco no estaban sujetos al suelo más que las mesas grandes y algún mueble pesado. El menaje tanto de la cocina, comedores y camarotes va completamente suelto, sin que se derrame una gota de un vaso lleno hasta los bordes.
También encuentro algún inconveniente, entre ellos una especie de claustrofobia, porque aunque tienes dentro todos los servicios, no te mueves con la libertad que te da siempre la tierra firme.

















DUBROVNIK
En esta población el cálido clima mediterráneo es el factor principal para el desarrollo de la abundante vegetación. En sus numerosos huertos tienen plantaciones de limones, naranjas y palmeras cultivando también plantas exóticas traídas por los navegantes en sus múltiples viajes.
El noventa por ciento de su población es católica y hay estatuas de San Blas por toda la ciudad que le declaró su patrón, por haber salvado a esta de un fuerte asedio de los venecianos.
Siempre fueron rivales de Venecia, pues sus ingeniosos comerciantes compitieron en el comercio que tenían principalmente en el Mediterráneo.
Su moneda oficial es el cunas, con un cambio de 150 por cada euro.
Componían su sociedad, además de los comerciantes, una clase alta de patricios y ciudadanos de clase media.
La ausencia de guerra hizo florecer eminentes pensadores, poetas, físicos y matemáticos como el célebre Roger Boscovic.
También tuvo el primer hospital en que funcionaba la cuarentena para librar a la población tanto de las enfermedades contagiosas propias como las que traían sus muchos navegantes.
Aquí sigue funcionando la más antigua farmacia de Europa, que fundaron los franciscanos en su monasterio en el año 1317.
Dubrovnik aceptó a lo largo de los siglos XIV, XV y XVI pequeños grupos de comerciantes judíos, que escapaban de la persecución en España y Portugal. Aconsejados por estos adquirían la buena lana merina de España y luego de convertirla en excelente paño lo vendían en el mercado europeo.
Todo este gran progreso que no lograron destruir las guerras y conquistadores, lo logró el gran seismo, que, junto con un incendio, destruyó muchas y buenas construcciones.
El gran genio militar de Napoleón la conquistó en 1808, iniciándose entonces su decadencia, que aprovechó el imperio Austriaco para anexionarla.
La UNESCO en el año 1979 la incluyó por su núcleo histórico- arquitectónico, como patrimonio cultural de la humanidad.



















VENECIA

Esta ciudad de origen romano, pasó muchas vicisitudes en su fundación por la oposición de las republicas-estado de Génova y Pisa, competidoras de la navegación y el comercio y con la que tuvieron muchos periodos de guerra.
Como estos adversarios no les daba lugar idóneo donde fundar la ciudad principal de su república, tuvieron que hacerlo sobre unas pequeñas islas situadas en una laguna.
Como esta no tenía tierra firme sobre la que edificar emplearon la técnica que hoy se emplea en la construcción de puentes, que van sustentados por pivotes de hierro.
Como en aquel tiempo el hierro era escaso, lo sustituyeron por cuñas de roble, madera muy resistente a la humedad. Al no tener contacto con el aire se produjo una reacción química en la madera que en vez de pudrirse se petrificó, llevando en este estado muchos años, aguantando el peso de los edificios.
Actualmente los venecianos están contentos porque llevan una temporada que no sufren las inundaciones del mar. Creen que esto se debe a que en el Mediterráneo dominan los vientos llamados del siroco, muy cálidos por proceder del desierto del Sahara. Al evaporar gran cantidad de agua las mareas son más suaves y no inundan la bella plaza de San Marcos, como hemos podido ver muchas veces en la televisión.

Pero tal vez este fenómeno pueda ser pasajero y no se conjure el principal problema que tiene Venecia, que es su inexorable hundimiento, debido a la extracción de agua dulce de su subsuelo.
Calculan que en los últimos veinte años se ha hundido unos veinte centímetros.
Tremendo el problema que tienen para salvar una de las ciudades más ricas en monumentos y obras de arte y se estudian dos procedimientos cual a cual más costoso.
Uno consiste en insuflar en el subsuelo cemento a presión que cortara el hundimiento y otro tal vez el más efectivo, que consiste en hacer un dique en el mar para que las temibles mareas no llegaran a la ciudad.




En el medio día que aquí pasamos no tuvimos tiempo más que para visitar el Gran Palacio Ducal.
Es admirable la magnificencia con que están decoradas sus muchas dependencias.
Allí se amontonan pinturas y esculturas de los más célebres pintores y escultores de la época. Destacan las pinturas de Tintoreto, nombre heredado de su padre que era teñidor de telas. Tiépolo gran pintor del setecientos. Giovanni-Bellini, Ticiano y otros muchos.
La sala de los ciento con gran capacidad para albergar a los cien regentes de la República, no tiene ni un centímetro cuadrado que no esté pintado, tanto en el techo como en las paredes, todas enmarcadas por soberbios bajorrelieves dorados.
Tampoco faltan techos con artesonados con maderas nobles con tablas bellísimas.
En una sala que llaman de las cuatro puertas, se aprecia el gusto de todas y cada una, pues son todas diferentes en diseño y ejecución.
Esta república de Venecia, como rival y competidora en el comercio de las de Génova y Pisa, usaba toda esta magnificencia y derroche de recursos como exhibición de su poderío y marcar su preponderancia en todo el mundo civilizado de entonces.
Como celosos guardianes de su favorable situación, no les temblaba el pulso en castigar severamente a todo aquel que no cumpliese sus leyes.
Debajo de estos magníficos salones antes descritos, tenían las cárceles más severas. El castigo menor de los penados consistía en tenerles encerrados en mazmorras forradas de plomo, con el objeto de que en el invierno aumentara el frío y en el verano el calor.
Además de esto, para los delitos más graves, las celdas estaban al nivel de los canales y cuando subía su nivel, inundaba temporalmente el habitáculo.
A pesar de estas férreas seguridades, un penado llamado Casanova logró fugarse y su nombre ha quedado como emblema de los buenos especialistas en fugas.

REGRESO A VALLADOLID

Salimos de Venecia en una tarde lluviosa en la que las gotas de agua, reflejadas por el sol, hacían un arco iris completamente redondo, cosa que solo se puede contemplar desde la altura de un avión.
Desde el aire, Venecia se ve como un conjunto de islas que el hombre ha ido uniendo, para hacerlas más habitables.
Cerca del aeropuerto existen como dos lenguas de tierra completamente llenas de casas. Como no tienen mejor salida que el mar, todas tienen un pequeño embarcadero. A una considerable distancia se ve una pequeña isla completamente ocupada por viviendas.
Para despegar los aviones tienen que hacerlo en dirección norte para librarse de una amplia zona de canales muy anchos y en parte habitados, que dominan el NO. de Venecia.
Al poco de despegar se cruza por los Alpes, zona muy montañosa, pero se ven trozos irregulares entre las crestas de montaña, que por su color verde, deben aprovecharse para prados.
Apenas se divisan zonas despobladas, pues se ven casas ubicadas en cualquier valle que esté un poco abierto.
Se pasa luego por la zona francesa del litoral mediterráneo que está densamente poblada, viéndose muy bien sus buenas playas de la costa azul y sus puertos de Génova y Marsella.
Se cruza un poco trecho por el Mediterráneo español y por el Este de los Pirineos se aproxima a Zaragoza por su lado Norte, entrando ya en los llanos de la meseta.
El avión de vuelta, también de bajo coste, estaba algo mejor que el de ida, pero con las deficiencias anteriormente señaladas.
Resumiendo: Estos viajes de crucero, tan en boga actualmente, tienen a su favor la comodidad de tener un refugio permanente para el descanso, aunque recorras medio mundo, pero resulta un tanto acelerados por la ambición que tienen en que veas el mayor número de poblaciones en el mínimo tiempo posible.





sábado, 2 de mayo de 2009

REUNIÓN FAMILIAR















En las vacaciones de Semana Santa siempre hemos procurado reunir a toda nuestra familia, que ejercen sus profesiones en distintas partes de España.
En las vacaciones del 2009, para hacerlas más variadas y amenas, nos desplazamos a Medina de Rioseco que tiene una gran tradición su Semana Santa ostentando el calificativo de interés Nacional.
Nos reunimos para comer en el típico restaurante Pasos cuya solera se respira al entrar viendo una soberbia escalera de caracol, tallada en buena piedra caliza.












El amplio comedor decora su techo con fuertes vigas de roble donde se asienta una cúpula muy artística, que filtra tenuemente la luz exterior. La iluminación eléctrica denota un gusto especial.
A ambos lados de lo que podríamos llamar repisa o chimenea, lucen 13 pequeñas bombillas instaladas en un soporte triangular, muy parecido al que se usaba en las iglesias para el rito de las tinieblas.
Las sillas parecen ser de hierro macizo, por su extraordinario peso y la grifería de los servicios tiene un color parecido al bronce.
Con todos estos detalles el restaurante logra un ambiente antiguo, aunque en lo que concierne a la preparación de sus platos está a la última moda. Con un servicio eficiente quedamos satisfechos con el menú que previamente habíamos elegido.

EL CANAL DE CASTILLA














A las cuatro treinta habíamos concertado nuestras plazas en la barca, que hace el recorrido como atracción turística, por el cauce del Canal. Como final del tramo de Campos tiene una gran dársena, con almacenes contiguos donde se almacenaban las mercancías que se transportaban por el Canal.
Debido al paso del tiempo y al desuso, en su mayoría están en ruina. Sólo han arreglado parte de ellos que se emplean como sala de exposiciones y administración de los viajes de recreo por el Canal.
Durante una hora que duró el viaje, la guía nos fue explicando la ejecución de la gran obra que supuso su realización en el siglo XVIII, su pleno aprovechamiento y posterior declive hasta nuestros días.
El Canal de Castilla, situado en la meseta Norte de la Península Ibérica, comenzó a construirse en el año 1753 según idea del ingeniero francés Lamaur. Redacta el proyecto el ingeniero español Antonio de Ulloa que es aprobado por el Marqués de la Ensenada, en nombre del Rey.
El proyecto de la obra inicial constaba de cuatro tramos, dos de los cuales no llegaron a realizarse, como el de Valladolid Segovia y el de Campos a Santander, que se quedó en Alar del Rey.
Por desavenencias entre Antonio de Ulloa y el Marqués de la Ensenada las obras se paralizaron a finales de 1753. En 1759, después de arduas negociaciones, se reanudaron las obras, que acabaron el 12 de Diciembre de 1849 después de 96 años de trabajos. Se calcula que su presupuesto fue de ochenta y tres millones de reales, que en el siglo XVIII suponía una cantidad exorbitante de dinero.
Los tres ramales que componen su trazado, N. S. y Campos forman una figura que se parece a una y griega invertida, con una longitud total de 207 kilómetros.
Con sus 47 esclusas se salva un desnivel de 141metros. Cada kilómetro tiene un desnivel de 3,5 centímetros. Estos desniveles tan pequeños creo que pondrían a prueba la técnica de los ingenieros que tenían que recurrir a grandes curvas para mantener casi el nivel.
Esta pequeña cadencia era necesaria para facilitar el tránsito de las barcazas, que de cargadas iban en sentido ascendente hacia Alar del Rey, transitando por el lado derecho del Canal.
El funcionamiento de las esclusas servía para variar el nivel de los tramos. Sus compuertas quedaban cerradas en posición de ángulo obtuso, de cara a la corriente, para que su presión las cerrara casi herméticamente.
La cantidad de obras de fabrica que esta obra necesitaba era ingente. Citaré 64 puentes, 4 dársenas con sus correspondientes muelles, viaductos, sifones y obras de todo tipo.
En las 49 esclusas, para aprovechar el salto de caída se montaron fábricas de harina, batanes donde se “pisaban”las célebres mantas de Palencia, fraguas hidráulicas para trabajar los metales y centrales eléctricas que abastecían de fluido a toda esta zona de Campos.
Toda esta fuente de energía hidráulica está desaprovechada actualmente, más por esnobismo que porque no sea rentable. Los parques eólicos y las placas fotovoltaicas, tan de moda actualmente están condenados los primeros a los caprichos del viento y las segundas produciendo sólo durante el día. No creo que puedan competir con este recurso hidráulico desaprovechado, cuya aportación es permanente.
También se comenta que todas estas instalaciones del Canal sirvieron de escondite para muchas personas, en los primeros días del Alzamiento.
Aunque el agua del Canal a simple vista, parece que no se mueve, el caudal medio del agua transportada es de tres metros cúbicos por segundo que podría aumentarse para riego y abastecimiento de poblaciones si se añadieran los sobrantes de los ríos Carrión y Pisuerga en sus cabeceras.
Hacia el año 1935 todavía funcionaban las barcazas, como pude apreciar desde el tren, bajando con mi padre a Palencia.
Las mulas animales muy dóciles por naturaleza las tenían acostumbradas a seguir las órdenes del barquero. Enganchadas a la barca con un tiro largo, acaso de 15 o 20 metros, tiraban de la barca sin desmayo siguiendo la orilla por el sendero que se llamaba de sirga. El barquero dirigía la barca con el timón inclinado hacia el centro del Canal, para contrarrestar la deriva que el tiro de arrastre acercaba a la orilla.
En todas las esclusas había una casa donde vivía con su familia el esclusero, que ayudaba al barquero en todas las faenas de abrir o cerrar las compuertas para el cambio de nivel y cuidaba de la cuadra de las mulas que eran relevadas del tiro cada ciertos periodos.
Las dos orillas actuales del Canal, vistas desde la barca de recreo, están descuidadas. Los árboles plantados en la orilla cuando dejó de ser navegable están envejecidos por el tiempo, muchos puntisecos y otros caídos a la orilla del camino.
Como en el caso del aprovechamiento energético ya comentado, parece que en esta vida se impone siempre lo moderno. Así sucedió con la venida del ferrocarril, que devaluó grandemente el interés de este Canal, obra singular del siglo XVIII y fue motivo de orgullo de esta tierra de Campos por donde discurre.













LAS FÁBRICAS DE HARINA

Acaso el mayor logro del Canal fueron las más de treinta fábricas montadas en su orilla y que aprovechaban sus saltos de agua en las esclusas.

Visitamos una de las más representativas situada a orillas de la dársena de Medina de Rioseco, que junto a otras dos fabricas aprovechaban la caída de las aguas del Canal, hasta que llegaban a desaguar finalmente en el cauce del río Sequillo.
Admiro la visión de futuro que tuvieron nuestros antepasados para poner en práctica la técnica comercial del valor añadido, tantas veces comentada y muy poco empleada desgraciadamente en esta zona.
Juzgaron oportuno aprovechar las múltiples facetas que proporcionaba el Canal, el excelente trigo candeal, que siempre se produjo en abundancia en esta tierra de Campos, sería más lucrativo enviarlo a Hispanoamérica convertido en harina de inmejorable calidad.
Tampoco tuvieron escrúpulos en adoptar la moderna técnica de molturación con cilindros múltiples. Esta nueva técnica la propagaron los alemanes a la que al poco tiempo se sumaron los españoles, como se puede apreciar en esta fábrica donde las nuevas técnicas llevan la marca Española.
La antigua costumbre de moler el trigo de una sola pasada en una piedra de pedernal, fue superada por la de hacerlo en varias fases y extraer del trigo varios productos.
Partiendo de la fuerza motril que produce el agua al caer sobre una rueda de canjilones que se llama rodezno o turbina, su giro continuo se transmite por medio de unos engranajes a un eje principal donde van montadas las poleas que ponen en movimiento todo el conjunto.
El proceso empieza por una limpieza escrupulosa del trigo. Una máquina quita todas las piedras y demás materias que sean mayores que el tamaño del trigo. Luego pasa a otra que trabaja en sentido contrario, quitando las semillas menores.
Después de bien limpio, el trigo pasa a lo que pudiéramos llamar la ducha haciéndolo pasar por una fuerte corriente de agua que le quita el polvo y toda las sustancias adheridas, ablandando su piel y germen para separarlos del núcleo principal harinoso.
Con esta minuciosa preparación pasa al primer cilindro, cuya abertura es bastante amplia que sólo consigue aplastar el grano, consiguiendo que la piel del trigo quede en trozos grandes, de lo que está compuesto el “salvado gordo”
Este alimento era el más usado en la alimentación del ganado mular, sustituyendo a la cebada en los tiempos invernales o de poca actividad agrícola.
Debido a su concentración de proteínas, servía como medicina para curar las “listeras”, que eran heridas producidas en la boca del animal, por acumulación de las listas que tiene la cebada.
Como su uso se generalizó, escaseaba en el mercado y había que traerlo de fabricas lejanas que tuvieran existencias, incluso de las situadas a la orilla del Canal.
Después de este inciso, sigamos con el proceso de molienda. De este primer rodillo pasaba al segundo, cuya abertura era menor. Después de pasar por el cedazo salía el “salvado”fino, usado en la alimentación del ganado de cerda.
Después pasaba a un tercero, con menos abertura y salía la llamada tercerilla muy usada en la alimentación de aves. De este a un cuarto del que salía la “cuarta”que mezclado con harina se usaba en el pan de racionamiento.
Del quinto salía la “harinilla” de contextura muy suave y del sexto rodillo muy fino y cerrado salía la “flor de harina.”producto final de este proceso.
Esta harina se transportaba por el Canal hasta Alar del Rey, se llevaba en carros a Santander, desde donde salía en barco a nuestras naciones de Hispanoamérica, donde era muy apreciada por tener menos nivel económico que actualmente.
Cuentan las crónicas, que debido a los muchos días que llevaba la travesía, algunos envíos llegaban con un gusano que cría la harina, pero no era obstáculo para consumirla, una vez pasada por el cedazo.

LA CAPILLA SIXTINA DE CAMPOS
















Medina de Rioseco, además de todos estos elementos que os he hablado, posee una riqueza artística extraordinaria. Sus iglesias están dotadas de museos que encierran obras de arte muy valiosas. Pero como no teníamos tiempo de visitarlas todas centramos la atención en la principal de ellas que se llama Santa Maria de Mediavilla.
Al entrar en ella te da la sensación de estar en una catedral gótica, por sus livianas y altas columnas, que sostienen una bóveda nerviada primorosa. El retablo central, de madera policromada, está, en su remate, perfectamente ajustado a los huecos de la bóveda.
Nos llamó la atención que casi todas las losas de su pavimento contienen inscripciones, muchas de ellas borradas por el uso y el paso del tiempo.
Según fuese la aportación de la familia del finado, así era la extensión de la losa concedida, según se aprecia en el pavimento actual, que por su diversidad de tamaños resulta hasta atractivo.
Pero donde se aprecia todo el esplendor y magnificencia es en una capilla-mausoleo adosada a un lado de la iglesia que la llaman la capilla Sixtina de Campos, comparándola con la del Vaticano en Roma.
Fue construida a mediados del siglo XVI por Don Álvaro Benavente. Era hijo de padre mercader y madre de familia de rancia estirpe, e hizo fortuna en el oficio de banquero.
La capilla en si no tiene más que 28 pies en cuadro pero no hay un sólo centímetro cuadrado que no esté ocupado por relevantes trabajos en yeso de los hermanos Corral de Villalpando. Fue rehabilitada en el 2002 gracias al trabajo de 20 técnicos.
Además de los sepulcros donde descansan los componentes de la familia, sus paredes están ocupadas por alegorías de la Historia Sagrada y emblemas de los Evangelistas.
Como recuerdo destacable citaré un pasaje de la creación, fielmente representado en la bóveda, con el sueño de Adán para extraerle la costilla de la que salió Eva. El pecado de esta y la expulsión del Paraíso.
Siempre hemos visto representada la muerte con los huesos blancos y una guadaña, mas aquí la representan con una imagen insólita, la osamenta oscura y tocando una guitarra, con expresión de mofarse de los expulsados del Paraíso.















Disfrutando de un cálido atardecer de primavera, visitamos los hermosos parques que alegran esta ciudad, uno junto a la dársena y otro a orillas del río Sequillo.
Finalizamos así esta reunión familiar, satisfechos de haber pasado una tarde muy densa y variada

















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