sábado, 31 de enero de 2009

ENCAÑADOS, CEPOS Y ONTACOS















De los más diversos modos el hombre del campo se ha dado maña para tener agua fresca y limpia que hiciera más llevaderas las faenas agrícolas.

ENCAÑADOS. Cuando los manantiales, más abundantes antes que ahora, salían a la superficie impidiendo el cultivo normal, la raíz de la planta se pudría por el exceso de humedad. Tratando de evitar este problema se drenaba el terreno haciendo unas profundas zanjas en cuyo fondo se depositaban cantos o peñas. Estas se cubrían con arbustos o zonjas para que la tierra con que se cubría la zanja no se mezclara con las peñas. El agua, que siempre busca la parte más baja, corría por el drenaje inferior y se le daba salida por un arroyo colector principal.
Aprovechando algún desnivel a la salida del encañado, de ahí su nombre, se ponía una caña o toba, que aquí son muy abundantes y se lograba con su hueco un chorro de agua a buena altura donde cómodamente se podía beber o llenar cualquier vasija.
Estos encañados tomaban casi siempre el nombre del propietario de la finca que saneaban. Eran importantes los del tío Pablo en Moratinos, el del tío Grillo en Sahagún y del tío Santamaría en Villalebrín.














CEPOS. Cuando la corriente del manantial se veía que era muy fuerte, se buscaba un tronco de árbol, generalmente de roble por su duración, que estuviera hueco y colocándole sobre el manantial se le iba hundiendo en la tierra, tanto como permitiera la subida del agua, hasta que esta rebosaba por sus bordes. Con un pequeño corte en el cepo se hacía caer el agua a la parte más baja del terreno donde se hacían las charcas para abrevar el ganado.
En un monte cercano, que ha sido roturado, existe un cepo de estos que me sorprendió por los múltiples usos que prestaba. Con ocasión de segar las parcelas de un veranero, observé después del almuerzo que todos los que estaban segando se acercaban e introducían las botellas, botijas o barriles en el fondo del cepo. Como no lo había visto nunca, picado por la curiosidad me acerqué al mediodía para tomar un trago del agua fresca y cristalina que rebosaba el cepo y observé que en el más perfecto orden todos los cacharros estaban colocados en del fondo. Cuando llegó la hora de parar las máquinas segadoras, todos lo hacían próximos a la fuente y con sus tenderetes de mantas en los rastros o levantando su tablero, ofrecían un espectáculo singular. Todo el mundo comiendo a la sombra y disfrutando de sus bebidas refrescadas en el magnífico frigorífico del cepo.












Si en esta ocasión observé lo que benefician estas fuentes, remontándonos a muchos años atrás en que todas estas parcelas eran un hermoso monte, me imagino el aprovechamiento que tendría. La ayuda que prestaría sería inestimable a los muchos pastores que con sus rebaños aprovechaban los pastos de la mañana a la noche, aguantando los rigores del extremado clima que padecemos en esta zona.
En algunos pueblos estas fuentes se las llama CORCHOS pero son del mismo sistema que he descrito. Acaso esta denominación les venga de la madera del alcornoque productor del corcho, escaso siempre por esta zona y muy abundantes en Extremadura.

ONTACOS.- Aunque este procedimiento de usar el agua ni me ha tocado personalmente y es poco usual en la zona de Campos, no me resisto a dejar de explicaros lo que me contó un muchacho muy formal que tuve en casa. Por su precaria situación económica le había tocado desgraciadamente apacentar toda clase de ganados en los sedientos páramos que circundan nuestra zona.
La extremada planicie de estos terrenos contribuye a que desde muy antiguo, en la época de lluvias, el agua que la tierra no puede absorber, se concentre en las depresiones del terreno formando extensas lagunas. Como en la naturaleza todos los recursos son aprovechables principalmente en el periodo del estiaje, esta única reserva de agua tiene que ser aprovechada al máximo, ya que los manantiales superficiales apenas existen.
Haciendo un ejercicio de imaginación nos podemos trasladar a un día muy caluroso de agosto con el sol en lo más alto aplanando a todo ser viviente y a lo lejos la reverberación del calor produciendo una especie de espejismo en el horizonte.
Sólo el canto de las cigarras se mezcla con el leve tintineo de las cencerras de un rebaño de ovejas, que medio arriadas por el calor, van ramoneando alguna brizna de hierba y las escasas espigas que las modernas cosechadoras dejan en los rastrojos.
Detrás conduce el rebaño un pastor de edad avanzada apoyado en su cacha y de rostro azotado por los mil vientos del páramo, que trata de defender su cabeza con un sombrero de paja de alas caídas y ennegrecidas por el uso.
Le siguen dos perros de carea que con la boca abierta y un palmo de lengua fuera, intentan refrigerar el intenso calor que retiene su cuerpo.
Todo trascurre tranquilo hasta que se divisa a lo lejos la plateada superficie de una laguna. Las ovejas excitadas por la sed empiezan a dar pequeños balidos aumentando el paso hasta llegar corriendo a la orilla. En confuso tropel hunden su hocico en el agua turbia y caldeada para calmar su sed.













Al poco rato llega el pastor, cuyos perros le han adelantado con tanta necesidad de beber como los otros. Mas sin demostrar prisa saca de su zurrona un bote vacío de conservas, acercándose al borde de la laguna dobla su rodilla empuñando en su mano el bote.
Pero en vez de beber el agua directamente, comienza a excavar un pequeño hoyo, de esto deriva su nombre, junto al agua y aguarda a que esta, filtrada por la arena y fina gravilla que contiene el fondo de la laguna, llene el ontaco de agua limpia y refrescada por la arena inferior donde no llega casi la acción del sol.
Muy despacio calma su sed y previsoramente llena una botella que guarda en la zurrona.
En este detalle se aprecia la diferencia del hombre con respecto a los demás animales.
Tanto el rebaño como el pastor llegan muertos de sed, pero este se aguanta un rato e idea un procedimiento para que su agua este en mejores condiciones.
Estos chispazos de inteligencia creo que han sido, desde los más remotos principios de nuestra existencia, los que han contribuido poco a poco, en el espacio dilatado de los siglos, a nuestra maravillosa evolución.

sábado, 24 de enero de 2009

COMENTARIOS SOBRE UN LIBRO


Incluyo en este blog un resumen del libro que escribí hace ocho años titulado EN LA TIERRA DE CAMPOS (Memorias de un labrador).
Quiero añadir unas pinceladas que he entresacado y representan los varios temas que abarca.










Al principio describo los caracteres de mis familiares, maestros y personajes tradicionales que se ganaban la vida en esta región.


Del capítulo referente a mi abuela Patricia tomo este párrafo: “En la fiesta del pueblo, mi abuela se sentaba a la puerta de su casa sobre una silla de anea, luciendo amplios manteos, cuyos pliegues la llegaban a los pies.
Llevaba sobre los hombros una esponjosa toquilla, cuyas puntas cruzaban su busto y se sujetaban con elegancia a la cintura. Su rostro, algo arrugado, denotaba la blancura que debió tener de joven, así como los finos hilillos rojo-morado de sus mejillas.
Sus orejas, con lóbulos rasgados de arriba a bajo, delataban su coquetería juvenil, al haber usado largos y pesados pendientes. Sus ojos, de mirada limpia, había conseguido mantenerles lozanos con métodos antiguos pero efectivos. Conservaba todavía una abundante cabellera blanca, que recogía en un trenzado moño bajo la nuca”
Y termino el capítulo con esta sentencia “Si es cierto el refrán que dice: No es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita, mi abuela fue millonaria por hacerle falta tan poco en los noventa y tres años que disfrutó de vida tranquila, sin el ajetreo y estrés que actualmente sufrimos.
Envidio su suerte, al no tener en ese trance supremo ningún dolor ni fatiga alguna, muriendo plácidamente como una vela que apaga la suave brisa de la naturaleza, que exige morir a todos los que hemos nacido.”


Del capítulo de los componedores elijo este párrafo: “De todos los transeúntes que pasaban por estos pueblos, los más útiles eran los componedores. Eran gente pacifica que vivían de su trabajo y para los que no era válido el eslogan de “usar y tirar”. Arreglaban, se puede decir, toda clase de utensilios, fueran de barro, lata o porcelana.”


















En el capitulo de “la picatuesta”,que así se llamaba la matanza tradicional y comunitaria del cerdo, explico toda la gama de tradiciones que confluían en esta celebración y termino con este poema laudatorio.

Aprovechándolo todo,
el cerdo de siempre ha sido
el principal alimento
del sustento campesino.

Con muy voraz apetito
el cerdo bien asimila
toda clase de alimentos
y restos de la comida.

Pensándolo seriamente,
paradojas de la vida,
que un animal tan grosero
de tantas cosas nos sirva.

Que nos valga de humildad
al hombre tan engreído
pues todo nuestro interior
es el mismo del cochino.

Además de alimentarnos
de de publicitario ejerce:
fama les da a muchos pueblos,
según sus carnes presenten.


Con verduras y con grelos
en Galicia dan lacón
y bien asado en el horno
en Segovia dan lechón.

De la exquisita morcilla
en Burgos hacen honor
y no menos orgullosos
en Guijuelo su jamón

En Punto radio del Olmo
hace mucha promoción
de Ponferrada,su pueblo,
y del botillo, su amor.

Chorizo de Cantimpalo,
embutido pamplonica,
butifarra catalana
y productos de Revilla.

Al buen cerdo hemos de dar
respeto y admiración
por lo mucho que reporta
a nuestra alimentación.













En el tema de las ferias explico los diferentes caracteres del ganado mular, el más usado en las labores agrícolas y las muchas molestias que suponía el trasporte andando desde León, Mansilla y otros lugares más lejanos.













Detallo el tema de “los correates” “Como en toda aglomeración humana, las ferias son el paraíso de tratantes y especuladores, que se rodean de una camarilla de vividores y hasta que les coges el truco, pueden hacerte la vida imposible.
Cuando ibas a vender un animal, se te acercaba un correate a primera hora y te ofrecía un precio igual o incluso mayor al que querías venderlo. Como acababas de llegar y no tenías concretado el precio, no podías cerrar el trato. Para desconcertarte más, mandaban a varios compinches y cada uno iba bajando el precio del primero.
Si ibas a comprar, se te arrimaban disimuladamente para saber la clase de mula que necesitabas, y empezaba el correate. Uno te ofrecía una ganga, por ser de una pobre viuda que tenía que vender por necesidad. Otro se pasaba todo el día llevando a dar agua al animal que querían meterte, pasando siempre por delante de tus narices.
Como estas había otras mil artimañas que inventaban cada día, como si se tratara de timadores profesionales”


En el capítulo de caracteres juveniles he tratado de explicar el modo más habitual que teníamos los jóvenes de relacionarnos.
“Antes de escribir esto he pensado si debía hacerlo o no, pues sólo pretendo, con el mayor respeto posible, mostrar el carácter de las chicas que traté en mi juventud; y, para que nadie piense que lo hago por vanagloria, le diré que por cada caso que establecía comunicación, me ganaba dos soberanas calabazas de las que no querían saber nada de mí.


Esta proporción puede ser normal en los jóvenes que, como yo, utilizábamos cualquier pretexto para acompañar a casa a la acompañante de baile o paseo y poder así relacionarte mejor. No voy a caer en la modernidad de llamarlas amigas, pues estimo que en la relación hombre-mujer la sabia naturaleza nos ha dotado, además de con la amistad, con sexos diferentes, a fin de que la atracción mutua se convierta en un estado gratificante para ambas partes”




En el epílogo, resumo lo que ha sido nuestra vida siempre orientada al bien de nuestros hijos.
“Los achaques de la edad, tanto mi esposa como yo los tenemos asumidos y, mientras nos podamos valer, procuraremos que pasen los años con la tranquilidad y sosiego de buenos castellanos, ni envidiosos ni envidiados, cosa nada fácil en el ambiente de estos pueblos.
Sería ofender a Dios si me quejara de la trayectoria de mi vida. Orgulloso me siento de haber nacido de padres labradores, que me inculcaron el amor al trabajo. Afortunado me considero por haberme casado y haber tenido, en feliz matrimonio, cuatro hijos, a los que ayudamos cuanto pudimos. Felices estamos de verles casados y bien situados en la vida.
Personalmente he rebasado los ochenta y dos años sin demasiados achaques, y mi mujer y yo disfrutamos de una vejez libre de agobios y problemas, viendo pasar en paz los años que nos queden de vida.”
















En las bodas de oro que celebramos hace ya cuatro años detallo los actos que tuvimos. Para muchos jóvenes fue una novedad.
Con el apoyo entusiasta de todos nuestros hijos, deseamos que la celebración agradara al pueblo y a todos los invitados, dejándoles un buen recuerdo.















Para nosotros, sin duda fue un gran día, pues tener reunida en día tan señalado a toda la familia colma de felicidad a los padres, que sienten el legítimo orgullo de haber preparado bien a sus hijos, para que cuando faltemos sean dignos sucesores nuestros.”

















Con estos apuntes he querido mostrar lo variado de los temas desarrollados, con un tipo de escritura sin pretensiones, utilizando palabras corrientes, que puedan comprender tanto jóvenes como mayores.
Para que esta comprensión sea mayor, al final del libro, incluyo un vocabulario bastante completo de las voces regionales, que no hace muchos años se usaban en esta zona de campos.


Además de la venta en varias librerías, podéis consultar en la página de internet

www.librosconhistoria.com o llamando al teléfono 609 408 204

MADRES RESPONSABLES










Hace días salió en los medios de comunicación el caso muy llamativo de una joven madre casi muda, que por dar un cachete a su hijo rebelde, había sido castigada por malos tratos y lo que es más lamentable al alejamiento legal de su hijo.
Hace falta tener nula inteligencia, o mala uva, para que a estas alturas, que queremos dominar todas las ciencias, no se hayan dado cuenta que el amor de las madres es el más puro y desinteresado que existe sobre la tierra.
El cachete de esta madre, seguro que le dolió más a ella que al hijo, iba destinado a mejorar la conducta que creía más conveniente para encauzar a su hijo por el buen camino.
La soberbia de los hombres es tan inaudita que pretenden aventajar a la sabia naturaleza. Durante muchos siglos ha inculcado en el acerbo maternal la mejor manera de criar y educar a los hijos, sin cuya colaboración y grandes sacrificios, acaso la raza humana no hubiese llegado a nuestros días, o quizás de una forma más violenta.
A muchos les puede parecer esto un dislate, pero los que lo han estudiado a fondo reconocen que en el comportamiento de nuestros genes prevalece el instinto primitivo de defender de todo peligro a nuestra familia.
Donde más contraste se da sobre este asunto es en las grandes ciudades. No sé si por puro esnobismo o por aparentar tener modales distinguidos se creen que dar un cachete es signo de incultura y crueldad.
En cambio no se dan cuenta de los casos de muchas madres que mantienen a sus hijos pequeños en los coches-cuna en bares donde el ambiente se puede cortar con un cuchillo, debido al tabaco y demás poluciones, sólo por el placer de alternar con sus amistades sin importarles nada la salud de su hijo pequeño.











Alguien también puede aducir que hay madres que maltratan a sus hijos, incluso hasta conducirles a la muerte. Creo que en estos casos no son madres en su estado natural sino, permítaseme la expresión, adulteradas por el alcohol, la droga, o un estado de frustración tan elevado que puede compararse a la locura.
En los demás casos, aunque se trate de madres en el más bajo nivel cultural, no ha hecho falta que nadie las enseñe a llevar con todo detalle sus obligaciones de madre.
Ahondando en esa especial disposición de la mujer madre, he consultado con padres de familia y todos coincidimos que en la época de la crianza de los hijos el sueño de las madres se aparta del que tienen normalmente en las demás épocas de su vida.
El instinto maternal las hace percibir el más leve susurro producido en la cuna aunque estén aparentemente en el más placido sueño.










Con cachete o sin cachete, dejemos a las madres en paz para cumplir su importante cometido y que no se repita la intromisión que aquí se ha comentado.

domingo, 18 de enero de 2009

BALDOSAS HIDRÁULICAS O MOSAICOS















Con estos dos nombres se pueden llamar: hidráulicas porque están hechas con prensa hidráulica y mosaicos por la variedad de colores que tienen.
Viendo la portada de la revista Tierra Camala de Enero de 2009 en la que viene una foto de ellas, me ha surgido la idea de recordar los diversos materiales que se usaban para este fin, a lo largo de los años que yo he conocido.
En los años treinta muchas casas de esta zona estaban pavimentadas con grandes baldosas de cerámica, hechas a mano en las tejeras como se hacían los ladrillos macizos y tejas, que resultaban bastante rudimentarias.


A pesar de ello en alguna casa no se ponían más que en la cocina-comedor que incorporaba la trébede, como calefacción de la planta. Los dormitorios como tenían un menor uso, llevaban el suelo de tierra compactada, que se la daba varias capas de cal amarilla, sacada de vetas naturales.
En los portales, como la tierra sola no aguantaba el uso diario se la encantaba con cantos menudos y trozos de ladrillos de canto. Con ellos los buenos canteros formaban dibujos geométricos muy bien realizados. Para que el color oscuro de los cantos no contrastara tanto con el blanco encalado de las paredes, se les daba varias manos de cal amarilla.
A los pocos años se fue instalando en los pisos el baldosín, que también era de barro cocido, pero ya en su fabricación se usaba la prensa, con lo que su superficie era más pulida que la de las antiguas baldosas. También en la cara vista se les daba un baño con el que cogían un brillo muy decorativo.
En todos los pueblos grandes se empezaron a instalar talleres donde se fabricaban las baldosas hidráulicas, que aquí se llamaban mosaicos por su parecido con los antiguos de los romanos. En estos las piedras de colores eran colocadas manualmente sobre el piso y en los modernos de ahora estos colores se pintan sobre las baldosas.














En Santa Olaja de la Vega pueblo de esta comarca en la provincia de Palencia, había una fábrica muy afamada que suministraba a toda esta zona, en la que quedan todavía pisos que destacan por sus dibujos muy bien logrados.
La técnica para su fabricación ya era más complicada que la del baldosín. Sobre una placa metálica de veinte centímetros de lado, se extendía, con un tampón, una fina capa de aceite, para que la pintura no se pegara al metal. En los bordes de esta placa se montaba un aro resistente a la presión, que formaba lo que podríamos llamar la macal de la baldosa.
Dentro de ella se colocaba una plantilla de láminas metálicas muy finas, con las que se marcaba el dibujo. Con una pequeña escudilla el operario iba depositando en los diferentes huecos un poco de pintura líquida, que cogía de una batería de recipientes con los diferentes colores.
Una vez rellenados los espacios, se tiraba hacía arriba de la plantilla y los colores quedaban marcados en el fondo de la macal. Para dar consistencia a la pintura liquida, se cernía sobre ella una capa de cemento en polvo, que fraguaba rápido con la humedad de la pintura.
Sobre esta preparación se rellenaba el hueco restante con una mezcla de grava muy fina y cemento, ligeramente humedecida y se pasaba todo a la prensa hidráulica de dos potencias, que compactaba al conjunto.
Al desarmar la macal lateral de la baldosa, esta quedaba adherida a la placa de fondo, del que las hábiles manos del operario la desprendía, colocándola para su secado definitivo en unos estantes de madera.

Como veis, muy laboriosa resultaba la operación, más no la creo tan trabajosa y concienzuda como la construcción de los mosaicos romanos.
Con estos métodos modernos se tiene la ventaja de que con veinticinco baldosas se cubre un metro cuadrado. Mas como las técnicas de la construcción avanzan rápidamente, ahora se usan placas de cerámica cada vez más grandes, para ahorrar tiempo de mano de obra en su colocación.
Para terminar este relato citaré al azulejo, llamado así porque en ellos predominaba el color azul. Los árabes hace ya siglos, los usaban en sus mezquitas y su uso y fabricación se conserva actualmente en las zonas que más duro su dominación, como Manises en España y El Alentejo en Portugal.


















Acompaño fotografía del zaguán magníficamente decorado de mi vecino Serapio Santos



















y varios detalles del zaguán y dormitorio de nuestra casa.
En ellos podemos apreciar los dos estilos de realización. En los primeros con cuadradillos pequeños y en los segundos con dibujos triangulares formando estrellas.



sábado, 17 de enero de 2009

LA PARROQUIA INTEGRADORA

Con ocasión de haber sacado unas fotos del Nacimiento y adornos Navideños y junto a D. Santiago y los demás que asistimos a la misa del día de Reyes del 2009 en Moratinos, me gustaría hacer unos comentarios de lo que representa la parroquia en estos pequeños pueblos.
Desde la desaparición de las escuelas, por falta de alumnos, la parroquia ha quedado como único nexo de unión de los vecinos que aún quedamos aquí.
El mero hecho de acudir a misa los Domingos nos da la ocasión de vernos, saludarnos aunque sea protocolariamente y entablar una conversación intrascendente como hablar del tiempo. Asistir juntos a la misa, es una rutina que nos satisface acaso más de lo que estamos dispuestos a reconocer.


No quiero inmiscuirme en modo alguno en las creencias religiosas, que son muy íntimas y personales. La libre conciencia de cada persona es un mundo aparte, en lo que no debemos entrar en modo alguno.
En este comentario sólo quiero referirme al hecho físico y material que estos encuentros tienen para nuestra convivencia.
Es condición humana que cuando tenemos una cosa no la sabemos apreciar y sólo la echamos de menos cuando nos falta. Esto nos confirma en el temor de que el día que nos falte la asistencia de nuestro estimado D. Santiago lo vamos a sentir mucho.
Con su trato amable y lenguaje asequible ha logrado que nuestra asistencia a los cultos sea gratificante, fomentando nuestra unión, tan difícil de lograr en pueblos tan pequeños.
San Nicolás, Moratinos, Terradillos y Ledigos son los cuatro pueblos a los que asiste D. Santiago, casi de manera altruista. Con esta inestimable ayuda desahoga un tanto las muchas obligaciones de nuestro párroco D. Gaspar, residente en Cisneros y muy ocupado en atender a los pueblos que le son más cercanos, de mayor población que Moratinos.
Mucho me temo que en Moratinos nos pueda pasar lo que ocurrió en dos caseríos próximos. En San Martín de la Fuente y Villátima, las dos o tres familias que en ellos vivían, se mantuvieron unidas mientras no les faltó la misa los Domingos.
Cuando empezó la escasez de sacerdotes, el Sr Obispo les privó de este servicio, comenzaron a buscar nuevas residencias en pueblos próximos o junto a familiares. En sus espadañas las campanas quedaron mudas y expoliadas y sus coquetas iglesias abandonadas.














Otro ejemplo de la unión que ejerce la parroquia la tenemos actualmente en la zonas ganaderas del Norte de España. Para aprovechar mejor sus pastos tienen que vivir aislados dentro de sus prados y el único lazo de unión le tienen en la parroquia.
A ella acuden en las celebraciones religiosas, se casan y bautizan a sus hijos y despiden en funeral conjunto a sus familiares fallecidos, que entierran en el mismo cementerio.
Además de estos servicios de índole religioso, también en lo social y político tienen sus reuniones en ella, como el colegio electoral y demás actos administrativos.
Estas cualidades de la parroquia las viene ejerciendo desde tiempos inmemoriales.
Según se relata en el Libro de Villada del autor Ángel Salcedo, en el año 905 unos monjes, procedentes de la Abadía de Sahagún, acamparon junto a las ruinas de una antigua iglesia. Restaurada esta, tomó el nombre actual de la parroquia de San Fructuoso. Junto a ella surgió el primer núcleo urbano de Villada.















Que esta cualidad integradora nos sirva para conservar nuestra identidad de pueblo.

domingo, 11 de enero de 2009

RECUERDOS DE ALMERÍA

Para aprovechar la mañana salimos a las ocho. Con el sol naciente, desde la autopista del Mediterráneo, se divisa en su totalidad la gran bahía de Almería, cuyo nombre en árabe significa espejo del mar.
Y en verdad que las aguas serenas de la mañana, heridas por el sol, contrastaban como un espejo sobre el fondo montañoso del Cabo de Gata.
Aquí decía el guía, que era donde menos llovía de toda España, pero la naturaleza, para compensarle de esta falta, le otorga una bruma mañanera que humedece sus resecas montañas.

La mayor parte del tiempo lo pasamos en la Alcazaba,
Se asienta sobre una loma escarpada, que a medida que asciende, se van sucediendo sus tres fortificaciones


.















Sin duda, en aquellos tiempos esta fortaleza sería inexpugnable. Como en el caso de Peñíscola, tiene unos manantiales interiores de agua dulce, que provienen de las filtraciones de la nieve en Sierra Nevada que, en parte, pertenece actualmente a la provincia de Almería.
Los Reyes Católicos, al conquistar Granada, se hicieron definitivamente con este bastión defensivo, construyendo en lo más alto un castillo-fortaleza, en lo que ya destacan los signos cristianos de cruces y campanas.
Hasta en las bocas de fuego de los cañones, tienen una mirilla en forma de cruz. Con mucha guasa andaluza el guía que nos tocó, un prodigio de saber en su materia y con un sentido del humor que nos encantó a todos, nos decía: “Mucha crucecita pero hay va el pepinazo”.
Unos años anteriores a estos hechos, los Templarios ya quisieron conquistarla. Por mar, la flota árabe apostada a la entrada de la bahía, la defendía sobradamente, teniendo que recurrir a atacarla por tierra.
En una loma paralela y más elevada, construyeron una fortaleza alargada, desde la cual intentaron, sin resultado, atacar con cerbatanas cargadas con bolas de piedra que labraron canteros vascos y catalanes. Actualmente están bien conservadas y las muestran como recuerdo y reclamo turístico.


La catedral por fuera se parece más a una fortaleza. Su construcción se tuvo que hacer casi a escondidas de los moros, que eran casi la mayoría de la población. Por la noche les robaban hasta las piedras, y no les quedó más remedio que construirla por partes y disimulando el estilo de catedral para no soliviantar a los moros.
Por dentro y ya al abrigo de la oposición árabe, se esforzaron por hacerla lo más bella posible.
Tiene tres bóvedas rebajadas e iguales de estilo gótico, pero sus vidrieras son sustituidas por pequeñas luceras multicolores, que dan luz policromada a la oscuridad que predomina en el interior.
El trascoro, dos órganos y la sillería del coro no tienen nada
que envidiar a lo de otras catedrales.





































En el puerto, una compañía holandesa está construyendo un gran dique,en terrenos ganados al mar, para el embarque de la ingente producción de frutas y hortalizas que en esta región se cultivan

sábado, 10 de enero de 2009

LA CONTAMINACIÓN


Estoy leyendo un libro de viajes del autor Vicente Blasco Ibáñez titulado La vuelta al mundo de un novelista, que sin duda es lo mejor que he leído de esta especialidad. Por su amplitud y detalles minuciosos ocupa tres amplios tomos.
El tercero de ellos describe las costumbres milenarias de las diversas religiones de la India. En una de ellas llamada Mazdeista se declara que el fuego, la tierra y el agua son elementos sagrados, considerando un sacrilegio atentar contra ellos con la más leve suciedad.



Además de otras muchas manías, que a nosotros nos pueden parecer ridículas, para su religión quemar, sumergir o enterrar a sus muertos es la mayor abominación y optan por exponer los cadáveres en las llamadas torres del silencio, para que las aves carroñeras los devoraran.












Si he descrito este episodio es sólo por establecer una comparación entre estas civilizaciones orientales, que fueron anteriores a la nuestra en varios siglos, pero han sabido conservar su fauna y su flora, lo que les ha convertido en potencias turísticas de primer orden.
En cambio la nuestra la ha dilapidado en menos tiempo y nos parece natural nuestra conducta actual de contaminar, sin cortapisas, a nuestra madre naturaleza.


Hay muchos, que cegados sólo por el ansia del progreso, piensan que este tema es pueril y de poca monta. Sin embargo deben pensar que no tenemos más que este mundo para que se perpetúe la raza humana. Si no tomamos las medidas oportunas nuestros descendientes pagarán las consecuencias.
Varias naciones, con la abstención de alguna muy importante, han firmado el convenio de Kyoto por el que se comprometen a contaminar menos, estableciendo unos topes muy difíciles de conseguir, pues la industrialización competitiva se impone a cualquier consideración.
Si a nivel de naciones parece que ha calado esta inquietud, debemos también tenerla a nivel personal, tratando de adaptarnos a las normas más eficaces para contribuir a resolver este problema.
Cuando me jubilé, hace ya diecisiete años, el uso de los herbicidas estaba en sus comienzos y empezaron a notarse sus efectos perniciosos, como la esterilización de la tierra para el cultivo de las lentejas y un bajón considerable en los demás cultivos de leguminosas.
De entonces para acá el problema ha empeorado, afectando también a todos los animales que viven y se alimentan en el campo, como liebres, perdices, palomas y toda la variada gama de pájaros, tan abundantes en aquellos años.














El pasado año se declaró una plaga de topillos que causó grandes daños en todos los cultivos y se creyó conveniente combatirlos con cereal envenenado.
Pero esta plaga de topillos, que tantas fantasías desató sobre si los tiraban desde helicópteros, fue una eclosión natural, que según vino se fue.

Todavía se creen algunos que solamente fue la acción del veneno quien los mató y llega a tal término su obcecación que, según cuentan los medios de comunicación, los que tenían el veneno sobrante en las naves lo están tirando ahora por caminos y cunetas como prevención de la plaga y lo único que pueden lograr es acabar con las pocas liebres y perdices que quedan.

También las aguas se han contaminado, pues desde la concentración parcelaria, las pocas charcas y regueras que han quedado no crían en sus aguas los animales que siempre tuvieron en ellas su habitat.
Me viene a la memoria un episodio que nos pasó a un grupo de jubilados de esta zona de Campos, disfrutando unas vacaciones en Canarias. En el amplio jardín del hotel tenían varios estanques rodeados de vegetación y zonas de césped bien cuidado.
Una cálida noche canaria, después de cenar, salimos a dar un paseo por el jardín y quedamos todos gratamente sorprendidos con el magnifico croar de las ranas y el grito insistente de los grillos.















Ya es un contrasentido que tengamos que ir a Canarias para recordar cómo cantan las ranas, pues hace ya muchos años que en estos pueblos no se ve ni rastro de ellas.
No os hagáis la idea por lo escrito de que soy un acérrimo ecologista, aunque serlo está muy de moda, sino simplemente un labrador corriente que hacía las labores del campo como me enseñaron mis padres. Cuando empecé a tirar los herbicidas no pensaba que iban a ser tan dañinos y cargaba el agua en cualquier reguera o río y por muy bien que lo hiciera siempre se derramaba algo.
Por tanto, muy pocos o ninguno pueden decir que están libres de culpa y lo importante es procurar cambiar nuestras malas costumbres, para que las nuevas generaciones no encuentren tan contaminado el ambiente y tengan que vivir en una burbuja como los astronautas.

miércoles, 7 de enero de 2009

FÁBULA DE LA RANA LISTA















Érase un grupo de ranas
que en su charca bien vivían
hasta que un buen pescador
en su bolsa las metía.

Para guisar bien sus ancas
a la cocina llegó
preparando la perola
y con agua la llenó.

Pero una de ellas muy lista
romper la bolsa logró
y huyendo con buenos saltos
en la cazuela cayó.

Como el agua es su elemento
muy dichosa se encontraba
sin valorar el peligro
si bien pronto no saltaba.

El agua tibia se puso
con placer ella seguía
disfrutando del momento
con la vanidad crecida.


Cuando el agua rompió a hervir
ya nada se pudo hacer
y lamentándose tarde
se dispuso a fenecer.

De igual modo los políticos
con tibieza muy servil
veremos que coños hace
cuando todo empiece a hervir
.



martes, 6 de enero de 2009

POEMA AL PARQUE DE SAN FRANCISCO

Todo el que viva en Oviedo
orgulloso debe estar
de tener junto a su casa
un parque tan singular.















Tus árboles centenarios
de muy intenso color
la savia que les da la vida
los riega de mucho amor.

La sombra que proyectáis
ambienta tanto frescor
que hasta el sol os lo perdona
al hacerlo por amor.















Protegéis con vuestras ramas
al pájaro ruiseñor
que con sus mejores trinos
lo hace siempre por amor.

Los gruesos troncos rugosos
pregonan con mucho honor
el mucho tiempo pasado
que os plantaron con amor.

Las flores que aquí se lucen
desprenden tan buen olor
que aunque pocos lo agradezcan
lo hace sólo por amor.



















Las hojas que al suelo caen
amortiguan el rumor
de los pasos presurosos
que buscando van amor.

El césped de vuestros setos
de inusitado verdor
necesita cada poco
que lo rieguen con amor.



















¡Gran parque de San Francisco
de todos muy alabado
por la ilusión que nos diste
nunca serás olvidado!

Si con el paso de los años
nos faltara la ocasión
de volver a verte juntos

¡ADIÓS, PARA SIEMPRE, ADIÓS!

viernes, 2 de enero de 2009

RECUERDOS DE AVILÉS Y DE OVIEDO

Cuando te acercas a Avilés siguiendo la ría donde estuvieron las grandes factorías de Ensidesa, te da la impresión de que vas a entrar en un lugar industrial muy contaminado.














Así sería en el año 1950 en que se inauguró Ensidesa. Allí acudieron gentes de todas las regiones españolas por lo que Avilés pasó de ser un lugar tranquilo de 20.000 habitantes a casi 90.000.
Con la crisis actual del carbón y del acero, no queda más en activo que una pequeña siderúrgica en toda la ría, en la que aparecen apagadas, como fantasmas del pasado, sus muchas instalaciones.














Como contrapartida Avilés está lavando la cara a sus muchos edificios y antiguos palacios de nobles familias, cuyas piedras milenarias fueron ennegrecidas por la contaminación.
Con mucha ilusión y medios la están convirtiendo en villa turística, pues no la faltan atracciones para ello.





LA PLAZA DEL MERCADO tiene su encanto por el contorno de columnas labradas en hierro fundido, que soportan las blancas galerías acristaladas que la circundan.





SU IGLESIA PARROQUIAL, de construcción moderna, llama la atención por su estilo neoclásico. Tiene dos airosas torres bastante logradas, grandes ventanales góticos y muchos adornos con lo que parece una catedral antigua.
Tiene también un buen número de estatuas y palacios de avilesinos ilustres, tanto de conquistadores del nuevo mundo, como de personajes célebres en todas las ramas del saber.














O V I E D O

Aunque después de nuestro matrimonio hemos hecho varias visitas a esta capital, por haber estudiado en su universidad nuestro hijo Hilario, no dejamos de sentir un grato recuerdo de nuestra luna de miel, a pesar de los cincuenta y un años trascurridos.
Esta capital está situada en la zona central de Asturias a 30 kilómetros de la costa y a 222 metros sobre el nivel del mar. Su clima es benigno al estar resguardada del viento Norte por el monte Naranco.
Los 209.000 personas que la habitan normalmente, se ven incrementados por varios miles de asturianos que acuden a ella para los trámites administrativos y docentes en sus distintos centros universitarios.
Como capital del principado de Asturias vive en ella toda la clase dirigente y la aristocracia de las familias con más abolengo de Asturias.














Tiene varios monumentos interesantes como LA CATEDRAL,de estilo gótico, que está inacabada por tener sólo una torre. En su rico interior se encuentra la Cámara Santa, donde se guardan preciosas reliquias como la Cruz de los Ángeles, la Cruz de las Victorias, La Caja de las Ágatas y el Arca Santa.


















En lo más noble de Oviedo se levanta el teatro Campoamor, donde se entrega el premio anual del príncipe de Asturias en sus varias facetas.













El museo de Bellas Artes de Asturias con cuadros muy buenos de pintores célebres. La iglesia de Santa María del Naranco, construcción del más puro estilo asturiano












En el centro de Oviedo está el campo de San Francisco, verdadero pulmón de la ciudad, por ser un parque que aunque pequeño, es muy coqueto. Sus árboles centenarios tienen grande y hermoso ramaje sin que ninguna poda moderna haya intervenido en ellos. Sus sombreados paseos complementan su frescor con fuentes bien situadas y rodeadas de macizos de flores muy cuidadas.















Nos gustó mucho la estatua de Woody Allen situada a nivel del suelo y en actitud paseante. Cuando el parque se llena de gente parece uno más por lo bien logrado que está.