domingo, 15 de marzo de 2009

DE SALOU A PEÑÍSCOLA

Al Sur de Salou, siguiendo la costa, se encuentra Reus, importante población de cien mil habitantes, con un buen aeropuerto y cabecera de una amplia comarca.
De antiguo destacó por la elaboración de aguardientes, siendo el mejor de España y se codeaba con Paris y Londres en este mercado.


Contribuyó a su desarrollo la llegada a ella de grandes fortunas que trajeron los emigrantes nativos de las Américas. Como ostentación de su riqueza, estos llamados indianos, construyeron grandes y hermosas mansiones, que en la actualidad forman parte de un circuito turístico que denominan Casas Modernistas.

















El cultivo de la avellana tuvo mucha importancia en esta zona, hasta que las importaciones de Turquía las hizo poco competitivas en el mercado internacional. Pero, por su gran calidad, tienen una denominación de origen que es muy cotizada en el mercado minorista de especialidades.







En un pueblo cercano a Reus, que se llama Mont-roig, el pintor Miró pasó una larga temporada convaleciente y en él fundó un museo con algunos de sus cuadros.








Siguiendo el litoral nos encontramos con la que fue central nuclear de Vandellós I. Para cerrarla, a pesar de estrenar una buena técnica, copiada por muchos extranjeros, se gastaron tantos millones como para montarla.
Solamente para sellar el reactor se utilizó un grueso muro de hormigón de cuatro metros de espesor forrado con un casco de acero.
A pesar de que se están introduciendo fuentes de energía renovables, la central nuclear de Vandellós II, a pleno funcionamiento, se hace imprescindible para abastecer el consumo eléctrico que necesita la industria catalana.

Pasado el Delta del Ebro, al que tenemos programada otra excursión, llegamos a Peñíscola cuyo auge turístico ha sido espectacular. La atracción principal es su castillo que fue construido en los siglos I y II antes de Cristo.

Impresionante fortaleza asentada en una península, con un sistema defensivo casi inexpugnable por la buena distribución de sus terrazas, torreones y contrafuertes.

Otra particularidad, no pequeña, de esta fortaleza es que en su interior, más alto que el nivel del mar, brota una fuente–pozo que siempre les suministró abundante agua potable, elemento tan esencial para resistir los más largos asedios.
Encomiable es el capricho de sus constructores que emplearon la más extensa gama de arcos. Allí se encuentran, bien ejecutados en piedra desde el arco casi plano al rebajado, del de medio punto al apuntado, mezclados con tal maestría que los arquitectos modernos no lo entienden, ni se explican su finalidad.
En este castillo se hizo fuerte el Papa Luna, que después de la rebelión de Aviñón se proclamó Papa universal. Temeroso de que fuera detenido por el Vaticano, con las espaldas bien cubiertas en tan singular fortaleza, siguió desafiando al Papa hasta que murió, creyendo ser el Papa verdadero. Para perpetuar el cisma de Aviñón nombró un sucesor, el cual, viendo que no contaba con ningún apoyo, optó por dimitir y someterse al Papado de Roma.

En un pueblo próximo de esta comarca aún dan fruto olivos cuya antigüedad se cifra en más de dos mil años.
Esto demuestra lo bien que se adaptó siempre este cultivo en esta zona, pues se tienen datos escritos de mucho antes de la dominación fenicia y romana.
Otro cultivo que desde Castellón ha subido por el litoral es el naranjo. Como el cultivo del avellano ya no es rentable se ha sustituido por el naranjo, planta más rentable pero muy delicada, que requiere esmerados cuidados, sobre todo, en los cuatro primeros años que tarda en dar fruto.

LA DESAMORTIZACIÓN
















Juan Álvarez Mendez, era el verdadero nombre del que se hiciera célebre con el nombre compuesto de Mendizábal. De familia humilde, origen judío y favorable a los intereses británicos. Fue llamado por el gobierno español como gran economista y político, para poner orden en su quebrada hacienda.
Fue el ponente impulsor de la famosa ley de la desamortización en 1836 por la que suprimió las comunidades religiosas masculinas, pensando que los muchos beneficios que tenían los religiosos y a su sombra muchos hacendados repercutiera íntegramente en las exhaustas arcas del Estado .
Esta ley vino a dar la puntilla definitiva a la ya mermada autoridad de los monjes, atacados desde todos los frentes, con más intensidad por los pobres que se revelaron varias veces.
En una de ellas el Abad de Sahagún se trasladó a San Pedro de las Dueñas para sofocarla, pero fue tal el empuje y rabia de la masa que llegaron a desnudarlo exponiéndole en público ante la plebe exacerbada.
Ante una situación tan extrema a los monjes no les quedaba otro recurso que amenazar con la excomunión a los autores de estos hechos y a los que compraron sus bienes. Entre los creyentes, más bien pobres, haría algún pequeño efecto pero a los adinerados les importó un comino y no desaprovecharon la ocasión para hacerse por poco dinero con buenísimas propiedades.
Citaré a varias familias que vinieron a Sahagún y en complicidad con antiguos burgueses del lugar desvalijaron a la Abadía convirtiéndose en los grandes capitales del lugar.
Por los signos externos que hoy ostentan, creo que la familia Font, oriunda de los Melgares pero con ascendencia catalana, fue una de las principales.
Demostrando su alcurnia se levanta frente a la entrada principal del cementerio de Sahagún un gran mausoleo, algo abandonado, que proclama en su frontispicio el apellido ilustre.
Esta familia, valiéndose de una estratagema pactada entre todos los licitantes, compró después de varias subastas a la baja, el antiguo priorato y hoy caserío de Valdelaguna
por un millón de reales. La extensión de la finca es de 900 hectáreas, mitad de buen monte y mitad de una fértil vega, acaso de las mejores del río Cea.












Otra familia de ascendencia Lebaniega, Los Corral, compraron por similar procedimiento a los monjes franciscanos la Abadía de Trianos. Actualmente la iglesia y lugares anejos están convertidos en pajares y garajes que guardan la maquinaria de un arrendatario de mi tiempo, con el que tenía muy buena amistad y al que compré alguna vez alfalfa cultivada en la estupenda vega que tiene.
Un miembro de la familia Corral vivía en una hermosa mansión que habían logrado hacer remodelando la residencia franciscana, a la sombra de árboles centenarios, con frondosos jardines regados por las muchas acequias que cruzan la finca. En época de estío dan al ambiente una sensación de frescura y bienestar inigualables.
Es digno de admirar el buen gusto y astucia que tenían los frailes para adueñarse de estos lugares, a los que convertían en verdaderos oasis dentro del desértico paisaje castellano.
Otro familiar de estos, Don Gerardo del Corral, del que ya hemos hablado a propósito de la Bodega Cooperativa de Sahagún es dueño de una gran panera y de una gran casona, hecha de hace muchos años y casi tocando con el gran arco de entrada que tenía la Abadía, hoy monumento, que se llama Arco de San Benito.

Tiene esta casona de tres plantas, con grandes salones capaces de albergar una mesa de billar y todas las comodidades que estas casas de acaudalados ricos tenían
También podríamos citar a las familias de los Flórez y los Antón que procedían de Medina de Rioseco, los Triana de Villalón, los Árias de la Bañeza y los Quiñones de León.

Queda claro que acudieron todos los acaudalados de la región, como moscas a la miel, logrando que los ricos se hicieran más ricos y los pobres más pobres, rematando la decadencia de Sahagún y su comarca iniciada años atrás, con las incursiones devastadoras de Almanzor y el saqueo de las tropas napoleónicas.

sábado, 7 de marzo de 2009

LA COMADREJA ( por aquí llamada MOSTOLILLA)

Es un carnívoro de cuerpo fino y tan elástico que puede introducirse por el más pequeño resquicio. Esto no es óbice para que desarrolle una formidable fuerza, que si exceptuamos el caso de las hormigas, es capaz de arrastrar el cadáver de un conejo a su madriguera, con un peso bastantes veces mayor que el suyo.
Su faceta depredadora es tan amplia que puede matar topos, ratas, pájaros e incluso liebres y conejos. Cuando estos se criaban en casi todas las casas labradoras, hacía mucho daño en las conejeras, pues al tener abundancia de presas, sólo se alimentaba chupándoles solamente los sesos, matando camadas enteras en la hura y si no encontraba crías mataba también a los padres.
Es muy difícil combatirla pues es tal la finura de su olfato que nunca comía ningún veneno ni tocaba a las trampas que se la ponía. Los gatos, a pesar de ser más corpulentos que ella, huían despavoridos tan pronto la veían y los perros para atacarlas tenían que ser valientes y entrenados.
Como prueba de lo ágiles y fuertes que son os contaré un caso que nos pasó arando en pleno campo.


Estábamos roturando una tierra, holgada ya muchos años y debajo de la maleza tenía su guarida una mostolilla que demostró ser muy veterana.
Teníamos entonces un buen perro, de los que se llamaban de carea pues eran muy útiles para el manejo de las ovejas. Cuando la vertedera del arado destruyo su guarida, salió huyendo perseguida por el perro que intentaba apresarla en su boca. Ella se defendía clavando sus garras y dientes en el hocico del perro, que al sentirse herido tenía que desprenderse de ella lanzándola al aire.
Repitieron esta táctica varias veces y al verse ella perdida, trató de huir resguilando por las patas de las mulas, que resoplando asustadas, trataban de patearla iniciando casi una estampida. Para evitarla tuvimos que intervenir usando las varas de las trallas y la ayuda del perro.
Viendo el cadáver de un animal tan pequeño no se puede imaginar uno su gran agilidad para dejar ensangrentado el hocico de un buen perro y el nerviosismo que produjo en las dos labranzas.
Misterios de la naturaleza que a cada animal le ha dado los medios para defenderse y poder subsistir.

GIJÓN













Según la programación un tanto rígida que tienen estos viajes, salimos de Palencia por la carretera de Carrión donde entramos en la autopista del camino de Santiago. Pasamos por Moratinos y sin tocar León, seguimos a Onzonilla y cogimos la autovía de Asturias.
Como la hora era propicia, sobre las once de la mañana, pudimos contemplar el gran puente de tirantes del pantano de Luna.















Para evitar pasar por el peligroso puerto de Pajares han excavado un largo túnel por debajo de la cordillera Cantábrica.
Nada más pasar este ya se aprecia el cambio de clima mesetario por el zumbido de los oídos, que desaparece al bajar de nivel y hacerte a la menor presión y clima suave del Cantábrico.
Disfrutando de la verde campiña asturiana llegamos al hotel Begoña de Gijón. La primera impresión que te da este hotel es que está diseñado a la moda antigua, con muchas alfombras, lámparas y muebles confortables.
Han querido adaptarle a los tiempos actuales, pero no han podido suprimir los distintos niveles de su estructura antigua, quedando los molestos banzos en muchas de las dependencias. Como las escaleras antiguas dejan poco hueco en su interior los ascensores que en ellas han montado resultan pequeños e insuficientes para el uso moderno.
El servicio del comedor no se hace por buffet sino a la antigua costumbre, que a unos gusta y a otros no. Tiene la ventaja y comodidad que te sirven a la mesa sin la manipulación un tanto excesiva del buffet. Pero al tener que servir por mesas completas, a veces hasta doce comensales, se hace más lento y no puedes disponer de la mayor cantidad y variedad de alimentos.
Por la tarde después de deshacer la maleta, salimos a dar una vuelta por Gijón. La impresión que teníamos de ser una ciudad anodina habitada por clases medias luego desaparece, pues te encuentras con grandes parques muy bien cuidados, avenidas amplias y modernas y edificios antiguos con ornamentación muy bien conservada.
Una tarde lluviosa hicimos una visita a la Universidad Laboral.

Da pena ver que el mejor centro de enseñanza laboral de los años cincuenta y sesenta esté en un estado de abandono vergonzoso. No es concebible que de todas las generaciones que allí se formaron con inigualable competencia, ocupando actualmente cargos de relevancia en todas las administraciones, no hagan algo por que se conserve esta institución que fue modelo en toda Europa.
La construcción del edificio da muestras de la ilusión y magnificencia con que el régimen de Franco lo apoyó y logró un conjunto arquitectónico que no he visto en ningún sitio, dentro de los construidos en su época.
Lo primero que te sorprende es su entrada con enormes columnas jónicas estilo Partenón de Atenas. El paraninfo con su altísimo cimborio y entrada de luz lateral se parece mucho a la catedral de San Pedro en Roma. La iglesia muy amplia y de buen estilo, no desentona con la grandeza de todo el conjunto de instalaciones docentes.
Nunca creí que la cobardía y desinterés de los políticos llegara a consentir el abandono de este singular monumento que, según los expertos, si no se toman las medidas urgentes está en peligro de ruina progresiva.
También nos gustó mucho el Jardín Botánico.
En un gran parque que fue propiedad de una familia adinerada, el municipio de Gijón ha instalado una soberbia muestra de muchas especies botánicas tanto arbóreas como ornamentales.
Por su misión didáctica, está dividido en conjuntos que muestran las plantas pertenecientes a una misma familia. En las cinco horas que empleamos, casi no tuvimos tiempo de recorrerlo en su totalidad, pero salimos satisfechos por las buenas explicaciones que nos dio nuestro guía.
Además de este, Gijón tiene otro parque muy extenso que llaman el de la Reina y muchas avenidas con frondosos árboles que hacen a esta ciudad muy acogedora.

domingo, 1 de marzo de 2009

EL HURÓN


Estos dos mustélidos son los más corrientes en esta tierra de Campos y quisiera hacer unos apuntes sobre ellos.

Los hurones fueron siempre el enemigo natural de los conejos, contribuyendo a su equilibrio ecológico.
En el siglo IV antes de Cristo, los griegos y romanos ya amansaron a estos animales, para que les hicieran las mismas prestaciones que actualmente hacen los gatos, cuya domesticación fue bastante posterior a esa fecha.
Aunque no se ha llegado a la domesticación completa, si se ha amansado bastante su fuerte carácter bravío. Como precaución los huroneros siempre les tratan con fuertes guantes a prueba de sus poderosos dientes y les transportan en jaulas metálicas bien seguras.













Con el paso del tiempo este depredador fue escaseando y el conejo se extendió de una manera desorbitada, constituyendo una verdadera plaga para toda clase de cultivos.
Aprovechando las buenas condiciones innatas de este animal para penetrar en las huras donde el conejo se guarece, se ha convertido en la mejor manera de luchar contra esta plaga.
La destrucción por medios mecánicos de sus madrigueras resulta casi imposible y muy costosa, pues su instinto natural le ha llevado a construirlas en cárcavas o lugares poco accesibles y casi siempre debajo de rocas duras, que ellos escarban aprovechando las vetas blandas de arena que casi todas las rocas de esta zona tienen.


Un sobrino mío tenía una finca con una cárcava rocosa en medio, que servía de refugio seguro a una buena colonia de conejos, devoradores de todo lo que en ella sembraba.
Intentó diezmarles a tiros con la escopeta, que como cazador tenía legalizada y se pasó muchas noches en vela esperando a que saliesen de sus guaridas. Como están dotados de un oído y olfato muy finos, si por casualidad podía disparar a uno de ellos, los demás no salían a comer en varios días.
Más efectiva fue la labor de un huronero que introducía su animal en cada madriguera y todos sus ocupantes, muertos de miedo, salían disparados e iban a parar a un práctico saco puesto convenientemente en la boca de la hura.
Pero como en todas las faenas se descansa, nuestro buen hurón, después de sacar a más de un centenar de conejos de su madriguera, le pareció bien comerse una tierna cría y para reponer fuerzas echarse una siesta dentro de la hura.
Para hacerle salir pronto, el huronero, que sabia todos los secretos de su oficio, se fue a Sahagún que estaba cerca y compró medio kilo de escabeche de atún. Puesto a la entrada de la hura, su olor estimuló el apetito del hurón que salió a comerlo habidamente, circunstancia que aprovechó su amo para meterlo en la jaula.
La inteligencia humana siempre vence a la de los animales y estos huroneros la aprovechan para hacerlo su medio de vida, limpiando muchas fincas donde por otros medios es muy difícil conseguirlo.
Creo que esta necesidad fue la que impulsó a un gran químico centroeuropeo, propietario de una finca agrícola, a inyectar en algún conejo un veneno tan activo que extendió la plaga de la mixomatoxis a toda Europa causando en varios años casi la extinción del conejo.

SAN ANTOLÍN CON MIS HIJOS

Si hago esta separación es debido a que cada una se realizó en tiempo y circunstancias diferentes. En esta ocasión nos situamos en los años setenta y las condiciones económicas habían cambiado para bien. Con la distancia que dan los años acaso nos demos ahora más cuenta que cuando las vivimos.
El poso e ilusión de esta fiesta permanecerá en mí mientras viva. Cuando llega la fecha señalada siento en mi interior cierta pena y nostalgia, por no poder asistir a ella en compañía de mis seres queridos.
Mi buen padre que la inició, por ley de vida ya nos falta y a mis hijos, buscándose la vida por diferentes sitios, ya no es posible juntarles para esta circunstancia.
Mi esposa Raquel, igual que mi buena madre, no fueron mayormente aficionadas a esta fiesta y sin ningún remordimiento se quedaban al cargo de sus casas.
En los años citados ya disponía del coche utilitario Renault 4L y en él íbamos a Palencia la tarde de San Antolín. La juventud e ilusión de mis hijos imponía hacer un recorrido detallado de todas y cada una de las atracciones del ferial, comentando sus diferentes aspectos.
Casi sin enterarnos llegaba la hora del circo, que entonces era una de las principales atracciones. Por esta feria desfilaban los más célebres circos del momento, pues, dada la mucha afición que había, tenían asegurado el lleno casi todos los días de la feria.
Antes de ir al teatro pasábamos por el restaurante Grajal, que nos servía una merienda-cena. Variada era la carta que tenía esta casa, capaz de satisfacer al más exigente.


















Nuestro menú más habitual era la menestra de verduras, con un entrante de gambas al ajillo recién sacadas del horno, para terminar con una buena ración de lechazo churro asado.
Grato recuerdo tenemos de este restaurante, no sé si por su excelente cocinera, madre y unión de todos sus componentes, o por su trato amable.
Cuando nuestro hijo Hilario estuvo estudiando interno en los Maristas y bajábamos a verle, obligada era la visita a este restaurante.
Sería largo de relatar las muchas ocasiones en que nos sirvió de punto de reunión familiar y como todas las cosas buenas no se echan en falta más que cuando las perdemos.
Hace ya años que cerró esta casa y aunque vayamos a restaurantes de más categoría, echamos en falta sus servicios con mucha añoranza.
Los dos teatros que entonces había en Palencia rivalizaban por traer las mejores compañías. En aquellos años estaba de moda la Compañía de Paco Martínez Soria, que cuando empezó con sus primeras obras, llenaba los teatros.










Cuando se empezó a abusar de su popularidad pasándolas al cine, contribuyó a su decadencia, particularmente los jóvenes. Actualmente TVE pretende exprimir más su figura, repitiendo por enésima vez sus películas en Cine de Barrio.
Cosa parecida ocurrió con la pareja teatral que formaban Juanito Navarro y Lina Morgan, que compartían el liderazgo en las ferias de San Antolín. Dada la gran comicidad que esta genial artista tenía, en especial su manejo de piernas, se hizo pronto zafio el gag con que Juanito la recriminaba a voces cuando ella simulaba hacerse pis.
Fue tal el rechazo que acumuló en poco tiempo, que estando en la cola para sacar las entradas para el teatro, discutían varios matrimonios de estos pueblos, a qué teatro ir de los dos que actuaban. Sobre el murmullo de la gente se escucho nítida la opinión de una de las que discutían: “No he venido a Palencia para ver a una meona”










Sobran explicaciones para confirmar que la repetición de las cosas cansa pronto al público.
Pasadas las diez de la noche salíamos del teatro y volvíamos a casa satisfechos, mis hijos estimulados para seguir sus estudios y yo para continuar en mis faenas, deseando que volviese pronto otro San Antolín.