viernes, 7 de mayo de 2010

BODAS DE ORO DE NUESTROS AMIGOS LUCIO Y TINA















El día uno de Mayo de 2010 celebramos el cincuenta aniversario de su enlace matrimonial en Burgos donde residen actualmente. En la mili que pasamos en Burgos nos conocimos y entablamos una amistad que con los años, se ha ido acrecentando, debido principalmente al carácter formal y espontáneo de Lucio al que yo siempre he correspondido y valorado mucho. Después de haber pasado su niñez y juventud en Villalcón, como tantos otros se casaron y emigraron a Bilbao donde él se colocó en una fabrica metalúrgica.
Cuando llegó la reconversión industrial fue prejubilado relativamente joven y desde entonces esta pareja ha disfrutado de vacaciones en casi todas las localidades turísticas deEspaña.
Su veteranía en esta cuestión nos ha servido para escoger los mejores lugares donde hemos pasado las vacaciones de nuestra jubilación posterior.
Aunque somos de la misma edad él se casó seis años más tarde y nos acompañaron cuando celebramos nuestras bodas de oro. Creo que en esta celebración nuestros amigos hayan sentido las mismas emociones y recuerdos que nosotros tuvimos. Esto es difícil de explicar por ser una cosa muy personal y por ser una recopilación de toda tu vida, con sus afanes, logros y contratiempos pasados junto a la mujer a quien diste tu amor y en la que te has apoyado siempre para capear las peripecias que la vida presenta.















En el caso de Lucio y Tina la falta de hijos ha sido largamente recompensada por el cariño de todos sus hermanos y sobrinos, que les acompañaron con el mejor deseo de que este encuentro familiar fuese un recuerdo feliz para ellos.
Acudieron de varios puntos de donde viven, algunos con sus hijos pequeños y formamos un grupo de unos cincuenta.














El cambio que ha tenido Burgos desde los años en que Lucio y yo nos conocimos ha sido espectacular. El pueblo y pago del Gamonal apenas tenía ninguna importancia. Su terreno era de páramo muy pobre en el que sólo se aventuraban a brotar las gamonitas o gamones y de esto tomará el nombre. Barrido por gélido viento invernal del noreste que todavía recuerdo por sus efectos cortantes, cuando tenía que hacer algún encargo.
Como hicimos la mili de asistentes, la gabardina y demás ropa de paisano no era la más adecuada y recuerdo que el capote militar que me dieron, sólo salió de debajo la colchoneta, donde permaneció hasta que me licencié, dos o tres veces que me lo puse para subir a Gamonal, a pesar de los inconvenientes que tenía vestir de militar.


















Por ser el terreno más amplio y llano que tenía Burgos para expandirse fue aprovechado para construir masivamente en él, cuando llego la expansión urbanística. Con mucha visión de futuro diseñaron amplias avenidas y para facilitar el tráfico rodado ya hicieron grandes rotondas y espacios para el aparcamiento.
Al llegar la emigración hacía los centros industriales, las iglesias de los pueblos quedaron semivacías y en cambio las de las capitales se quedaron pequeñas para coger la masa de nuevos pobladores. Para resolver este problema se habilitaron sobre la marcha como templos, algún bajo de los muchos bloques de viviendas. En uno de ellos que lleva el nombre de parroquia del Espíritu Santo y que está próximo a la glorieta donde tienen el piso mis amigos se celebró la misa de acción de gracias a la una del mediodía donde participamos para que saliera más amena.











El señor cura hizo un recuerdo a los novios de su encuentro y circunstancias de su noviazgo. Uno de sus sobrinos leyó un panegírico de sus orígenes familiares en el pueblo de Villalcón. También se leyeron las lecturas de las epístolas y recité un poema alusivo al acto, finalizando la misa familiar cantando la salve popular castellana.
Luego nos trasladamos al restaurante Arcos del Parral, que está cerca del parque del mismo nombre. Quiero resaltar que a pesar del gran auge urbanístico, las autoridades municipales de Burgos han sabido conservar en buen estado los muchos parques naturales que siempre han sido el orgullo de la ciudad.










¡Qué imborrable recuerdo tengo de los animados paseos por el Espolón y en tiempo lluvioso en los vetustos soportales de la plaza mayor! En el tiempo de calor era un verdadero placer dar un paseo hasta las dependencias militares por el sombreado parque de la Quinta.















Una de las marchas militares que más me agradaba era la que hacíamos por la orilla izquierda del Arlanzón arriba, hasta la joya monumental de la Cartuja de Miraflores. Está instalada en un entorno vegetal maravilloso y en su interior contiene muchas obras de arte de extremada valía. La estatua del fundador de los Cartujos, San Bruno, está labrada con tal perfección que parece que te mira desde cualquier posición que te pongas. En su artística iglesia está instalado el mejor sepulcro que yo he visto tallado en alabastro para el rey Juan II y su esposa realizado por Gil de Siloe.





















Su pequeña imagen está mezclada con otras muchas que adornan el lateral del sepulcro y que antes de poner la valla protectora, nos gustaba contemplar por su figura un tanto rara. Con igual perfección esculpió en madera el retablo mayor de la hermosa iglesia.












Es tal la cantidad de obras artísticas que aquí existen que no he visto en ninguna parte donde estén concentradas en tan poco espacio.
Más perdonadme por dejarme llevar por estos bellos recuerdos y volvamos a la boda. En este restaurante nos sirvieron un menú exquisito y abundante. Empezaron los entremeses con unas tostadas cubiertas de tomate, luego unos bocadillos de huevas de pescado siguiendo con un plato de jamón ibérico. El marisco empezaron con un centollo seguido de gambas a la plancha que repitieron cuantas veces quisimos, cosa poco frecuente en muchos restaurantes, seguido de unas deliciosas cigalas.
Estando ya saciados llego el típico asado de lechazo castellano al que muchos no pudimos hacer los honores debidos, a pesar de estar muybien asado en unas cazuelas de barro.
La tarta de hojaldre con un sabor especial y libre del merengue,del que tanto se abusa en otras tartas. Todo ello regado con vino de rioja y champán abundante, cerrando con café e infusiones. Y para que nada faltara los novios nos obsequiaron con chuches para los niños y un regalo recuerdo para los mayores.
La Tuna amenizó el banquete con canciones, muchas de ellas de nuestro tiempo, que nos agradaron mucho.
Como novedad que van introduciendo los tunos destacaría a un miembro, que en lugar de llevar la típica capa con cintas, iba disfrazado de comando de guerra con el reglamentario casco y la cara tiznada.
Con este banquete de tan bién elegido menú, nuestros amigos se pueden dar por satisfechos de haber cumplido largamente con sus invitados. Conociendo desde hace sesenta años a Lucio seguro que ha encontrado algún detalle que no haya salido a su gusto pues es grande su sentido de corresponder con creces a cualquier demostración de afecto que se le dispense.
Como apoyo a lo dicho me parece conveniente que os cuente un pasaje de la vida que pasamos Lucio y yo en Burgos.
La mayoría de los que hicimos la mili entonces no pensamos más que en cumplir a regañadientes lo que nos mandaban y pasar lo mejor posible este tiempo. Más he aquí que siempre hay alguna meritoria excepción a esta regla que llevó a efecto Lucio. Como intimamos muy pronto, cierto día me contó que pensaba sacar el carnet de conducir de primera y quería que le acompañara a una academia. Así lo hicimos y se concretaron los días de clase, el programa del curso y el texto que se debía estudiar.
Como entonces por aquí labrábamos todo con mulas y no había el menor atisbo de la mecanización que más tarde vino, me pareció mucha sujeción tener que acudir cada tarde a la academia, renunciando a mis gustos culturales que se programaban, al teatro, algún circo que pasaba y sobre todo a mi afición al cine. Entonces hacía furor la programación continua y en muchos cines pasaban hasta tres películas seguidas, que yo las devoraba sin pestañear, con la ayuda de un buen bocadillo, para aguantar mejor la larga sesión.
Cuantas veces lamenté no haber hecho caso a los consejos de Lucio para que sacara el carnet. El caso es que con mi afición de aprender repasábamos juntos el buen manual de automóviles de Arias Paz y al pasarle la lección casi lo aprendía también.
También me gustaba acompañarle cuando iba al taller de reparaciones que había en el cuartel, para aprender los primeros rudimentos de mecánica que le exigían y que me encantaba aprender.
Cuando llegó la mecanización tuve que sacar el carnet y me sirvió bastante lo aprendido para poder sacar el de segunda para conducir el tractor y el coche.
Con gran aprovechamiento Lucio sacó el carnet de primera, que le sería muy útil para su colocación, aprovechando el tiempo, con mucha visión de futuro. Con esto podéis comprender el comportamiento responsable de mi amigo desde muy joven, que se ha ido agrandando con los años junto a su esposa, que no le va a la zaga.
No penséis que he dicho esto por pura adulación, pues sólo valoro a las personas por los hechos que os he contado.¡Que fácil nos resulta ser amigos de esta pareja! Por nuestra parte deseamos serlo hasta el final de nuestros días.
¡LARGA Y FELIZ VIDA DESPUÉS DE 50 AÑOS JUNTOS!

1 comentario:

Maripaz dijo...

¡FELICIDADES PARA LUCIO Y TINA!

Me alegra que hayais disfrutado del dia festivo junto a vuestros amigos Tina y Lucio. Felicitarles de mi parte.

Se os ve muy guapos a los cuatro. Dile a Raquel que esta coquetona con ese modelito...

Un abrazo fuerte.