martes, 9 de agosto de 2011

OFICIOS MANUALES





















Como peregrinos pasan de todas las clases sociales, hoy tocó llegar a dos artesanos. Juan Carlos Marina de Paracuellos del Jarama y de ascendencia castellana. Me agradó que el patrono de su pueblo coincidiera con el del mío, pues se trata de San Nicolás de Bari, obispo de Mira.

Ebanista es su profesión y constituye para él un verdadero hobby el trabajar la madera. Hablamos sobre los muchos que escogen esta profesión con verdadero amor y dedicación, como la tuvo en mi familia un tío carnal, que la cultivó durante toda su vida.

También me habló de que el nombre compuesto de Juan Carlos no le gustaba por ser el propio del Rey y que aceptaba mejor cualquiera de los dos por separado. En el libro de firmas puso: “Con cariño a este pueblo.”


A Francesca, italiana de Trento, la gustó mucho nuestra pequeña iglesia y escribió: “Gracias al buen Camino de la vida.”


He podido apreciar en los días que he estado aquí, que los peregrinos que pasan por la tarde se toman el Camino con más filosofía y no van tan precipitados como los que pasan por la mañana. Acaso esto se deba a los que por la tarde llevan recorridos muchos kilómetros y un buen descanso, disfrutando de este frescor del portal de la iglesia, les sienta de maravilla.


En estas circunstancias llegaron sudorosos dos ciclistas catalanes. Uno de ellos se llama José Velasco y es fresador de profesión en Manresa.



















Trató de explicarme la pequeñez de la micra que es, la millonésima parte de un metro. Con esta medida tan insignificante, me contaba, tienen que trabajar y en muchas piezas nos les admiten más de una micra de tolerancia.

Una prueba muy difícil que tienen que pasar es el planificar dos placas de metal con tolerancia cero, pues al juntarlas tienen que hacer frente a la ley de la gravedad y permanecer juntas sin separarse.

En esta zona de Campos ha habido buenos artesanos en esta modalidad. Recuerdo que en una ocasión un piñón de la caja de cambios de la cosechadora se me rompió. Como la marca de la cosechadora era alemana salía más económico y rápido hacerlo aquí, cosa que no resultó tan difícil como creía pues se acopló perfectamente con los demás piñones.











Esto se debió a que en Carrión había un artesano, que de sus principios de herrero, pasó a ser un especialista en toda clase de trabajos de fresa y torno.

¡Con qué fruición recuerdo verle pasear entre los muchos tornos que tenía montados, siempre con el calibre en las manos, comprobando la labor de muchos jóvenes a los que sacó como verdaderos especialistas!

En casi todos los pueblos de alguna importancia de esta comarca había un herrero para arreglar la maquinaria agrícola que entonces empezaba a usarse. Algunos con mucha ilusión y buscando su perfección se convertían en verdaderos artistas del hierro como lo demuestra la admirable forja de muchas rejas antiguas que adornan nuestros balcones, iglesias y catedrales.





















También quiero contaros la hazaña que hizo un herrero de Sahagún, que se convirtió en el mejor constructor de prensas hidráulicas.

Empezó con pequeñas prensas para paja y lúpulo. Como este cultivo era muy floreciente en la ribera del Orbigo le encargaron hacer una gran prensa para hacer pacas para la exportación. Este gran artesano diseñó la prensa pedida y como los tornos que tenía eran pequeños, encargó la construcción de dos cilindros a la fábrica de cañones de Toledo.

Fue todo un espectáculo comarcal ver a este buen señor montar en el patio de su fragua tamaña prensa.

Cuando los émbolos llegaban a su posición superior, su altura sobrepasaba las construcciones lindantes. Después de probarla concienzudamente tuvo que desmontarla para su traslado a Veguellina.

Cuando allí la probó, cuentan que acudieron gran cantidad de ingenieros y mecánicos, que estaban intrigados por saber quién la pondría en marcha. Pero este no fue otro que nuestro héroe, que sin darle importancia y vistiendo el clásico mono azul puso en funcionamiento la prensa ante el asombro de todos los técnicos.


Debemos estar orgullosos del comportamiento de estos hombres, que con su trabajo y dedicación lograron hacer grandes obras.


También debemos imitar la solidaridad de muchos peregrinos, que sin conocerse, afrontan juntos las fatigas del Camino.


Esta última pareja de la que os he hablado lo demuestra y en cambio en sus dedicatorias denotan su diferencia de carácter. José junta en su dedicatoria a toda su familia, amigos y al club ciclista Balconada.



















En cambio su compañero de ruta y foto Lauren también catalán nos dejó, además de su correo electrónico esta virtuosa dedicatoria: “Para todo lo que me da fuerza de llegar a mi destino y tomar todas las decisiones rectas”.

1 comentario:

studium dijo...

Yo también tengo una foto extraordinaria cosechando con una Lely como esa... A mucha honra!!
Saludos
Germán