

Viene esto a cuento porque D. Paco, el maestro del que ya hemos hablado en otras ocasiones, quiso también tocar el palo del teatro y dirigió esta obra con los jóvenes del pueblo. Tanto en esto como en todo el pueblo encontró una gran ilusión y colaboración, ya sea en la preparación en los trajes de época como en la trasformación de un portal de carro y una panera contigua en salón de teatro y escenario.
Después de muchos ensayos, se dio la primera representación y se comprobó que el salón tenía mala visibilidad por estar el piso descendente con respecto al escenario. Con la ayuda de todo el pueblo se logró que, poniendo todos los trillos ensamblados en forma de tarima ascendente en su parte de atrás, se lograra una visión perfecta.
Con estos hechos y muchos más que podría contar, se demuestra lo mucho que con un pueblo ilusionado se puede llegar a hacer.
Se dieron muchas representaciones y acudieron a verlo los pueblos de esta zona. Además de la obra citada se daban al final divertidos sainetes que gustaban mucho a la gente.
El argumento compendiado de la obra nos recuerda la lucha de la nobleza castellana contra el Rey Pedro el Cruel por haber repudiado a la Reina de Castilla y casarse con la cortesana María de Padilla.
Escrita en versos octosílabos y endecasílabos, sería fácil retener el texto.
No he podido completar el reparto por no estar ninguno ya entre nosotros. Estos son los que recuerdo.
Reparto
María de Padilla: Prudencia Miguel
Rey D. Pedro: Guillermo Vaquero
Beltrán : Pablo Calvo
Juan de la Cerda: Eusebio Garrán
La juventud de este pueblo
En ellas participó
Con ilusión y trabajo
Su papel bien aprendió
Y María de Padilla
la comedia se llamaba
amores turbios de reyes
con la nobleza trataba.
Al comenzar la función
un buen sainete llevaba
la gente mucho reía
y sus penas olvidaba
Por tener buen argumento
y vestuario apropiado
de estos pueblos mucha gente
a presenciarla llegaron.
Este pequeño romance sirva de homenaje póstumo a todos sus actores.
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