jueves, 2 de septiembre de 2010

GEMELAS PEREGRINAS

JUEVES 26-8-2010

Franceses han pasado hoy más que de otras naciones. Algunos van en comandita y llevan una compostela colectiva que dicen, sólo sellan en las poblaciones importantes como Sahagún, Carrión etc. A pesar de ello la mezcla de naciones ha sido la de siempre. Desde una japonesita muy
simpática, pasando por italianos comunicativos, alemanes serios, malagueños divertidos y la consabida seriedad del habla vasca. Todos van unidos por el anhelo de llegar pronto a
Santiago.
A Román Garrido, navarro, le parecía heroico vivir en un pueblo tan pequeño. Había pasado en bici otros años y no se había apercibido del pueblo hasta que lo ha hecho a pie. También preguntó si el ministro Moratinos era de aquí.
Alejandro Gómez, logroñés, quiso saber dónde estaban las viñas que producen el vino, que suponía guardaban las bodegas que se ven al entrar en el pueblo.
Le aclaré que pocas guardaban vino, pues con la emigración de la gente joven y las subvenciones que da el Estado por su arranque, apenas ya quedan pocos majuelos productivos.
El clima de Logroño le parecía más cálido para este cultivo y creía que en invierno bajarían aquí mucho las temperaturas.















Cuando ya iba a cerrar al mediodía vi pasar a una pareja que portaban un carrito de llevar niños.
Como no podía desperdiciar la ocasión cogí la cámara y me dirigí a ellos pidiéndoles permiso para sacar una foto de su hijo. Pero cual fue mi sorpresa cuando el padre me dijo que podía sacar no a uno sino a las dos.
Yo miraba al suelo al departamento delantero de encima y no veía más que una niña durmiendo. Pro el padre, muy orgulloso, me dijo que llevaban un par de mellizas.
Corriendo una tela lateral dejó al descubierto otra niña exacta a la primera que iba en el departamento de arriba.
Las saqué dos fotos con mucho cuidado para no despertarlas, pues querían que llegaran así hasta Sahagún.
Casi no me dieron tiempo más que para preguntarles sus nombres, Rafa y Noemí, para ponerlo en internet, y marcharon con su preciada carga sin poner siquiera el sello en su compostela.
Cuando ve uno a estos padres, que por los signos externos y el cochecito que llevaban son de lo más modesto, no pude por menos de emocionarme al apreciar las enormes dificultades que tendrán que pasar hasta Santiago.
Pido encarecidamente su protección para que infunda a las niñas sueños profundos y calculados como el que pasaron en Moratinos.
Y a estos padres animosos les sea más fácil resolver la papeleta que voluntariamente han aceptado.
Cuando lleguen a Santiago merecen para los cuatro un jubileo especial y bien merecido.
En la foto de conjunto quiso salir también mi pariente y amigo Angelito, que me acompaña muchos ratos y le falta tiempo para hacer los encargos que le pido.








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