Si la mayoría de los años por
esta fiesta los antiguos cánticos a San Isidro casi siempre pedían el agua para
los campos necesitados, es este gracias a Dios se han tornado en acción de
gracias pues las lluvias han llegado con antelación.
En un ambiente de satisfacción se
celebró la misa y la tradicional procesión, con la bendición de los campos, que
este año puede seguir su ciclo de desarrollo normal.

El refresco que se da después de la misa este año, por iniciativa del nuevo Presidente de la Junta Vecinal, ha tenido variaciones en su menú reforzado con unas esplendidas tortillas hechas por un buen restaurante de Sahagún.
Como en Moratinos tenemos vecinos de varias
naciones, Bruno, como buen italiano, preparó dos magnificas pizzas que nos
sirvió con uniforme blanco que exige el ritual italiano en estos casos.
También tuvo un colorido atrayente ver a Bruno y su hospitalera que tiene aprendiendo el oficio en su albergue con un vistoso gorro alto de cocinero cortando las raciones correspondientes.
Acompañado todo esto de galletas,
dulces, vinos y licores, resultó una fiesta agradable para todos. Si digo para
todos es porque participan también los peregrinos del Camino de Santiago, que a esas horas pasan por aquí.
Con alguno de ellos en esta fecha
ya se han tenido algunas sorpresas muy agradables, como cuando hace años nos
obsequió el buen Pachi de Irún.
Este año nos acompañó en la misa
y refresco una madre de origen nórdico, que tiene la valentía de traer
peregrinando con ella a sus dos hijos, tan pequeños que la mayor no llega a los
tres años y el pequeñín de siete meses, todavía amamantado por su madre.
Si en la crónica anterior de mi
blog ensalcé las cualidades de nuestras madres con este caso creo que me quedé
corto si lo comparamos con el singular comportamiento de esta madre.
En un triciclo construido al
efecto en su parte delantera lleva montada una bolsa, bien resguardada de los
elementos, donde pone a sus hijos, rodeado de multitud de juguetes. En la parte
trasera lleva todo el avituallamiento y ropas que necesitan las tres personas.
También lleva consigo un pacifico perro de mediana corpulencia que seguramente la habrá causado algún problema para entrar en los albergues. Pero para todos tiene reservas esta madre, y este fiel perro creo que le haga mucha compañía y la imprimira valor para aguantar todas las dificultades que se la presentaran en esta verdadera odisea.
Con mucho tacto de madre supo
controlar a sus hijos durante la misa. Con la escasez de niños que tenemos en
estos pueblos los pequeños vagidos que emiten en estos actos se disculpan con
alegría como algo regenerador.
Estas circunstancias que pueden
promover cualquier niño, me reconfortan mucho cuando recuerdo las misas que se
celebraban en mi pueblo, donde abundaban los niños pequeños, y que muchas veces ponían a prueba la paciencia
de sus madres, y los muchos recursos que tenían que inventar para aplacarlos.
Dicen que el contacto físico con
la madre es vital para el desarrollo del niño, cosa que la vi hacer a esta,
cuando levantando a su pequeño por los brazos quedaba al descubierto su ombligo al que al ser
besado y acariciado con ternura, producía en el pequeñín una sonrisa angelical
como pago de esta caricia. En otra ocasión, notando el cansancio del niño, le
dio un poco de pecho con lo que rápidamente se durmió, colocándolo en el
triciclo, ocasión que aproveche para captar su placido sueño.

Al finalizar el refresco saqué
una foto de los cuatro protagonistas de esta hazaña que merecen un puesto
destacado en este blog, deseándoles lleguen a Santiago felizmente.
Que toda su vida le sea lo más
próspera posible, pues con los méritos que ha conseguido en esta peregrinación
se ha hecho merecedora de ello.
Nos contó también que tenía pensado escribir un libro donde contara las
peripecias de esta aventura. La animé encarecidamente a que lo hiciera pues
estimo que temas candentes no la faltaran y la saldrá un libro de la más
rabiosa actualidad, apoyado con la fuerza y cariño de esta madre.
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