lunes, 10 de septiembre de 2012

TIEMPO OTOÑAL

Estamos terminando el verano pero no por eso las cosechadoras se han retirado, ahora empiezan con el girasol. 
Ya han cambiado su color: están negros porque ha llegado su maduración. 


 Antes, con su color primero verde y luego con su flor amarilla, alegraban nuestra Castilla, pues aquí en esta época todo está muy árido y el girasol  da mucha vida a nuestros campos.


 Este año se ha sembrado bastante, porque su precio es superior al del cereal. 
Yo desde aquí les animo a los labradores a que lo sigan sembrando, aunque no sea más que por la belleza de sus campos y las preguntas de los peregrinos por la curiosidad de saber si son las pipas de comer. Entonces tienes que explicarles que su cometido es para aceite.
Aparte de vistosidad es una riqueza para la miel. Las abejas, durante los meses de la floración, es cuando más trabajan y sus panales se ven repletos de miel, prueba de ello que antes sólo se las quitaba la miel una vez al año, por las Candelas en Febrero y ahora en Septiembre también pues si no es así lo tienen todos los panales llenos y no pueden trabajar.


 Las primaveras como este año ha sido y es una sequía muy grande las flores y demás plantas duran poco.
Hemos cambiado en el campo mucho el tiempo, debido a la falta de agua. Es milagroso que los cereales granen y los girasoles igual, creo que un poco mermados quedan.
La sequía y también hemos ganado algún grado más de calor, lo que  contribuye a que esto pueda parecerse a una estepa.
Nuestra Castilla, el pulmón de España,  con sus aires sanos por no estar contaminados por fábricas,  que no tenemos y que en parte nos empobrece, pero orgullosos si muchos pueden disfrutar de nuestro clima.
Pena que estos nuestros pueblos vayan envejeciendo sus habitantes, pero ahí queda todo el legado que nuestros antepasados nos dejaron y luego lo dejaremos a los nuestros.


 Esas bellezas de monumentos que tanto visitamos quedan para la perpetuidad.
Yo alabo a Castilla, otros alaban donde también han nacido.
 
Todos llevamos en nuestro corazón un trocito de nuestra tierra y pocos renunciamos a ella.  

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