Hoy día 3 de Julio hemos empezado
a abrir la iglesia para que puedan visitarla los peregrinos.
Como no andaba muy sobrado de
temas que tratar en mi blog, esta ocasión debo aprovecharla, pues los peregrinos
casi siempre tienen los mismos problemas y tratan de compartirlos con alguien,
a poco que te lo propongas.
A las 9 de la mañana pasan todos
presurosos con ánimo de aprovechar el fresco de la mañana, y no les hables de
visitar a la iglesia ni de poner el sello en su Compostela.
Ya entrada la mañana la cosa
cambia y gustan de aprovechar el frescor de la iglesia y poner el sello. Esto
da pie a que te cuenten su vida y se interesen por las costumbres de estos
pueblos, a veces tan diferentes de los suyos.
Cada vez es más corriente que
matrimonios que hicieron el Camino en su juventud lo hagan ahora en compañía de
sus hijos, aunque la edad de estos muchas veces no rebase los 7 años.
Para que estos peques puedan
hacer el Camino como equipo vienen bien pertrechados para el ciclismo, con
bicicletas bien adaptadas a la edad y estatura de los pequeños, con muchos
cambios de marchas que facilitan el avance con el mínimo esfuerzo.
Según su madre, la hija pequeña
María, de 12 años, no quería venir pero ya va muy contenta. Hugo, el chico mayor,
de 13 años le ha sentado bien el Camino, pues va más tranquilo y no da las
voces de cuando empezó.
Según me comentaba Lady, con
la franqueza que caracteriza a las hispanoamericanas, a su marido
también le había venido muy bien pues tampoco gritaba tanto como antes.
También recordaban con nostalgia
e ilusión el Camino que habían hecho de jóvenes hace 17 años.
Este método me parece ideal para
la compenetración de las familias. Alabo la idea de estos padres por querer
inculcar a los hijos la práctica del sacrificio, tan necesario para toda
actividad humana.
La juventud actual no quiere
saber nada de esto, y los desengaños de mayores les pillan sin la debida
preparación.
Casi seguida de estos pasó otra
familia cuyos tres hijos eran más pequeños que la del anterior.
Como anécdota puedo contar la que
me dejo un chico joven al comentar en el libro de firmas, que había visto en
nuestra iglesia la imagen de San Roque “mordida” por su perro.
Comentando la vida del Santo
accedió a cambiar en su escrito el “mordido” por el “lamido”
Dichoso este Camino de Santiago
que tanto bien hace sirviendo para enmendar muchos problemas familiares, a los
que con buena intención le recorren.
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