
De las tres naciones que se benefician del Iguazú, Brasil se quedó con la mejor parte, por sus cataratas son espectaculares. Contribuye a ello una sugestiva red de pasarelas, que a veces son tan atrevidas que desde ellas parece que te va a caer el agua encima.
En alguna catarata de doble caída se levanta una neblina de finas gotas de agua que te llegan a calar.
Para comodidad del visitante han montado un ascensor de treinta metros que te evita subir muchas escaleras, que mucha gente joven suben por deporte.

Las carreteras y accesos los tienen muy bien cuidados y para que la gran masa de turistas internacionales se adentren en el extenso parque nacional, han montado casi en su centro un monumental restaurante, que a pesar de su tamaño, sirven un bufet variadísimo y de gran calidad, con numerosos empleados que se desviven por atender al cliente
1 comentario:
Modesto, mil gracias por tu comentario en mi blog.
Me está gustando muchisimo las fotos y todo lo que cuentas del viaje. Eres estupendo!!
Además, se os vé, muy guapos a los dos.
Un abrazo
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