jueves, 7 de enero de 2010

ANTES Y AHORA

En este romance quiero,
del mejor modo explicar,
los cambios en estos pueblos
del treinta y seis para acá.

Antes los padres no podían
llevar sus hijos a estudiar
y por desgracia tenían
que enseñarles bien a arar.

Ahora por suerte ya pueden
ver sus hijos licenciados
acaso con la carrera
que para si desearon.

Antes los mozos de aquí
esposa muy bien buscaban
uniendo tanto sus vidas
como sus tierras lograban.

Ahora en cambio nadie quiere
con un labrador casar
y con cualquier pretendiente
a la capital se va.

Antes durante el invierno
los vecinos se juntaban
para jugar a la brisca
una noche en cada casa.

Ahora en cambio con la tele
las familias no se hablan
y no se encuentra ocasión
para fomentar la charla.

Antes las bodas se hacían
muy felices en el pueblo
las familias se alegraban
sin el regalo por medio.

Ahora las bodas se tornan
en lucrativo comercio:
te invito para que regales
lo que me cuesta el cubierto.

Antes en las comuniones
el niño era el primero,
quizá lo más especial:
el traje de marinero.

Ahora en cambio el niño pasa
como adorno en el banquete
sólo importa aparentar
gran nivel ante la gente.

Antes con mucha frecuencia
“a senara” se tocaba
y todo el mundo acudía
a lo que se precisara.

Ahora sólo el dinero
cobrado de subvenciones
consigue poner remedio
en todas las ocasiones.

De aquellos tiempos antiguos
no debemos olvidarnos
pues el bienestar nos hizo
mucho menos solidarios.

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