domingo, 10 de enero de 2010

LOS COMIENZOS DEL SERVICIO NACIONAL DEL TRIGO (S.N.T) EN VILLADA Y SAHAGÚN


Recordaremos los principios de esta buena institución y las consecuencias favorables que tuvo para los labradores de esta comarca y de toda España.
Apenas llegué a conocer la etapa de los paneristas, pero por los testimonios de los mayores, su modo de actuar era motivo de muchas quejas y merma de los ingresos de los labradores. Como estos intermediarios entre el fabricante de harinas y los productores de cereales han tenido siempre más unión que estos últimos, dominaba la fijación de los precios y controlaban el mercado de cereales a su antojo. Ejercían una verdadera tiranía sobre los labradores menos pudientes que tenían que vender la cosecha en Septiembre, para hacer frente a los pagos que siempre se acumulaban en este fatídico mes.
Esta lamentable situación fue enseguida comprendida y resuelta de una manera rápida y efectiva por el régimen de Franco fundando en toda España el Servicio Nacional del Trigo. Con ello cortó de raíz el negocio de los especuladores y logró unificar el precio del cereal a todos los labradores tanto pequeños como grandes.

Aunque no está de moda y no es bien visto hablar de la dictadura franquista, quisiera, siendo imparcial, romper una lanza en defensa de esta benemérita institución que contribuyó sobre manera a elevar el nivel de vida de los labradores. También sirvió para repartir lo mejor posible, la escasa producción de cereales que no alcanzaba a cubrirlas necesidades del consumo en los funestos años que siguieron a la guerra civil.







Me causa pena ver que muchos periodistas, tertulianos y comunicadores en general, por puro esnobismo o agradar el oído con lo que la gente joven quiere oír, no sean capaces de ser imparciales y contar los hechos como verdaderamente fueron.
Para los que vivímos aquella época nos es un tanto molesto que no se atreva nadie a recordar lo que, como toda obra humana, tuvo de positivo, tildando todo de nefasto y negativo.
El paso del tiempo se encargó de demostrar que mucho de lo hecho por el régimen de Franco tenía más perspectiva de futuro que mucho de lo que actualmente se proyecta.

Como ejemplo podría servir la opinión actual sobre los denostados pantanos que llevaron la riqueza y bienestar a amplias zonas que sin el riego benefactor morían sedientas por la sempiterna falta de lluvias.




















El subsidio familiar, que tanto han vituperado sus inconscientes detractores, se ha demostrado que fue muy útil para llegar a la meta de los treinta millones de habitantes imprescindibles para el progreso de España.

La ceguera, o tal vez el temor a perder los votos de los jóvenes, ha impedido remediar a tiempo el grave problema de despoblación que sufre España.











No hace falta ser ningún experto para saber que con la natalidad más baja de todo el mundo





















el envejecimiento de la población llegaría a límites preocupantes. Es pasmosa la facilidad que tenemos para el extremismo. Si la mayor natalidad era necesaria hace años, no veo la causa por la que hemos pasado al extremo opuesto, y no vale la excusa de que así somos más modernos, pues muchos países que fueron muy desarrollados y modernos antes que nosotros, han mantenido una natalidad aceptable.




















Actualmente las tímidas ayudas familiares van ganando protagonismo y se las considera necesarias para cortar el preocupante despoblamiento en muchas zonas de España.
Siguiendo con las ventajas que el Estado, por mediación de este Servicio, ponía a disposición de los labradores, citaré los centros gratuitos de selección de semillas, la concesión de semillas con garantías de origen y en los primeros años de escasez de fertilizantes, también los facilitaba con amplias facilidades de pago.
Todo este complicado mecanismo necesitaba tramitarse a nivel provincial, por lo que nosotros teníamos el centro comarcal en Villada. Como el trasporte más usual era el carro de mulas, para competir en la descarga con los pueblos más próximos, teníamos que madrugar bastante y como dice el refrán “que a todo hay quien gane”, se daba la circunstancia, un tanto paradójica, que pueblos más alejados que nosotros y con carros de vacas, siempre nos ganaban la vez. Estos madrugones eran lo más molesto de este sistema que tenía que atender a muchos pueblos, y si no querías estar todo el día en la cola, tenías que salir a las tres de la mañana y los de las vacas después de cenar.















Una vez en la cola se guardaba el orden bastante bien y si descargabas por la mañana, podías incluso cobrar el pagaré llamado contrato en el banco y volver para casa con el importe íntegro de la venta.
Pasados unos años que el Servicio se fue nacionalizando, nos autorizaron a hacer las entregas en Sahagún. Con esto ganamos en comodidad pues al estar a seis kilómetros se acabaron los tremendos madrugones.
En los últimos años que entregué el trigo al Servicio, si no había mucho apuro en las entregas, se podía echar tres o cuatro viajes al día. En los trámites oficiales había poca diferencia con Villada. En loque más se notaba el cambio era en el orden en que se llevaba en la entrega. Nunca llegué a comprender por qué se empezaba a recoger en una panera y a media mañana se cambiaba a otra sin respetar el orden de llegada.
Como esto sucedía cuando se entregaba con carros, todo el mundo quería llegar el primero a la nueva panera, con lo que se formaba en las calles de Sahagún una verdadera estampida.
Los carros de mulas, casi al galope, ganaban la partida a los de vacas, que no pudiendo competir trataban de bloquear la calle poniendo dos o tres carros a la par, con lo que el barullo era monumental sin que el jefe de panera moviera un dedo para evitarlo.
Con estos precedentes las reyertas personales eran inevitables. Fue muy comentada por esta zona la gran violencia a la que llegaron dos contendientes, el uno seccionó la nariz al otro de un soberano mordisco.
También había sus problemas cuando algunos labradores ya mayores requerían, para descargar los sacos, los servicios pagados a los ayudantes del jefe. Estos interesados ayudantes, creyéndose con todos los derechos, para trabajar menos descargaban los sacos casi en el suelo, exigiendo a los demás subir a lo más alto por difíciles tablones.
Existía entonces la buena costumbre de ayudarse a descargar los del mismo pueblo o amistades, con lo que se agilizaba mucho la entrega,siendo bien visto por el jefe que con este sistema recogía más trigo en menos tiempo.
Cansados ya de la faena de los ayudantes, un día todos los de San Nicolás decidimos hacer un plante y empezamos a descargar los sacos donde lo hacían los otros y en poco tiempo casi tapamos la oficina con trigo.
Visto esto por el jefe no le quedó otro remedio que mandarnos a todos subir lo necesario. Como venganza de nuestra actitud, los ayudantes pusieron los tablones muy píndios ycasi hasta el techo, cosa que no nos arredró en absoluto pues con nuestra juventud y mucha práctica podíamos subir con un saco de trigo hasta donde alguno de los otros, que se jactaban de prácticos, tenían dificultades para llegar.










Como estos pueblos están rayando con la provincia de León, tenemos no sé si el privilegio o desgracia de hacerlas entregas y varios trámites en las dos provincias, notándose más seriedad en los asuntos tramitados en Palencia y un mayor descontrol en León.

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